Sinópticos Nombre
dado desde la época de Griesbach (alrededor de
1790) a los tres primeros [[Evangelios]] [[Canon del Nuevo Testamento|canónicos]].
Se deriva del hecho de que estos Evangelios permiten---a diferencia de
la narración evangélica de [[San Juan el Evangelista|San
Juan]]---ser arreglados y armonizados sección por
sección, de modo que permiten al ojo percibir de una ojeada (''sinopsis'')
los numerosos pasajes que son comunes a ellos, y también las partes que le
son peculiares a sólo dos, o incluso a uno solo de ellos. ==Diferencias y semejanzas== Al
hojear las páginas de una armonía común de los cuatro, o de una sinopsis de
los tres primeros Evangelios, que muestre en columnas paralelas las partes
coincidentes de las narraciones evangélicas, el lector notará de inmediato la
gran cantidad de material que es común a los Evangelios de [[San Mateo]],
[[San Marcos]] y San Lucas. Tan
breves como son en realidad estos tres bocetos de la vida de [[Jesucristo|Cristo]], corren paralelos entre sí en no
menos de 330-370 versículos o cerca de un tercio de su relato total de las
palabras y obras de Cristo, mientras que, con la excepción de algunos
incidentes (68 versículos), el contenido íntegro de San Marcos se encuentra
prácticamente en San Mateo y en San Lucas.
Esta concordancia en los hechos relatados parece tanto más
sorprendente, debido a la gran cantidad de material histórico que debió haber
estado a disposición de cada escritor sinóptico. Todos y cada uno de los sinoptistas
están totalmente conscientes de que Jesús sanó un gran número de diversas
enfermedades; sin embargo, concurren en la selección de los mismos casos de
curación completa para registrarlos completos; y mientras hablan con claridad
de su enseñanza incesante y amplia, pero por lo general coinciden en informar
los mismos discursos. Una
no menos maravillosa similitud se observa entre los tres primeros Evangelios
respecto a la concepción general y el orden de toda la narración. En los tres, la vida pública de Cristo
está claramente ligada a la predicación de [[San Juan el Bautista]], se
limita principalmente a Galilea, y se establece en determinadas épocas, como
el primer ministerio en [[Galilea]], la crisis en Galilea, el ministerio en
Perea y [[Jerusalén]], y el trágico final de la Ciudad Santa seguido de una
[[Resurrección de Jesucristo|Resurrección]] [[gloria|gloriosa]].
En la redacción de sus varias historias, los sinoptistas
adoptan el mismo método general de presentación, dando no una narración
consecutiva que resultaría en una fusión del material empleado, sino una
serie de pequeños relatos que se separan por fórmulas de introducción y
conclusión peculiares, y que repetidamente concuerdan en los detalles y en el
orden, aun cuando se manifiesta una desviación de la secuencia
cronológica. Junto con todas estas
semejanzas, a través de todos los Sinópticos hay un notable acuerdo en las
palabras y frases, que pueden ser especialmente notados por medio de una
armonía griega o de una traducción fiel del texto original. Este acuerdo verbal en los Evangelios en
lengua griega es aún más sorprendente, ya que Jesús hablaba en arameo, y,
como en la [[mayoría]] de los casos, es evidente que las semejanzas verbales
no pueden adjudicarse a una semejanza accidental, ya que se deben al uso
común de los mismos términos y expresiones peculiares, de variaciones
idénticas del hebreo o de los [[Versión de los Setenta|Setenta]]
en citas del [[Antiguo Testamento]]. Sin
embargo, la interrelación de los Sinópticos no es simplemente una de cercana
semejanza, sino también una de notables diferencias. Cuando se compara minuciosamente, los tres
registros aparecen distintos así como similares en incidentes, plan, y
lenguaje. Cada escritor sinóptico
introduce en su narración fragmentos más o menos extensos, a veces episodios
completos que no son narrados por los otros dos [[evangelista]]s. San Marcos no
dice nada de la infancia ni de la niñez de Cristo, mientras que San Mateo y
San Lucas, que hablan de ellos, por lo regular no narran los mismos
hechos. San Marcos, ni siquiera alude
al Sermón de la Montaña, y sólo San Lucas narra en detalle el último viaje de
Jesús desde Galilea a [[Jerusalén]].
Por otra parte, [[Evangelio según San Mateo|Mateo]]
14,22 - 16,12 y Marcos 6,45 - 8,26 presentan una serie de incidentes en
Galilea, que no aparecen en ninguna parte en el tercer Evangelio. A pesar de su concisión obvia, San Marcos
tiene dos [[milagro]]s y dos [[parábolas]]
totalmente peculiares suyas. San
Mateo, que al parecer no apunta a la brevedad, no hace referencia a la
[[Ascensión]]. Además,
en los pasajes que indican una relación estrecha entre los tres, o de al
menos dos, en sus fuentes, aparecen continuamente pequeñas diferencias en los
eventos registrados, que pueden percibirse plenamente sólo a través de un estudio diligente de los pasajes
paralelos, o a través de la lectura atenta de grandes comentarios en los que
se señalan claramente tales diferencias.
A veces las divergencias son tan grandes que aparecen, en un primer
momento, contradicciones reales. De
esta descripción son las diferencias notables entre la [[genealogía de
Jesucristo]] (Mateo, 1,1-17; [[Evangelio según San Lucas|Lc.]]
3,23-38), los relatos del episodio de los [[endemoniado]]s de [[Gerasa]] (Mt. 8,28-34; Mc. 5,1-20; Lc,
8,26-39), de la curación [[milagro]]sa de los
ciegos de [[Jericó]] (Mt. 20,29-34; Mc. 10,46-52, Lc.
18,35-43 ), de la petición de la madre de Santiago y [[San Juan el Evangelista|Juan]] (Mt. 20,20-28; Mc. 10,35-45), de los
incidentes relativos a la Resurrección, etc.
La disposición general de los
acontecimientos narrados también deja ver diferencias considerables. Así, mientras que San Mateo dedica tres
capítulos sucesivos el Sermón de la Montaña (5 - 7) y coloca juntas en un
mismo capítulo (13) las parábolas del [[Reino de Dios|Reino]],
San Lucas divide este tema doble en varias porciones que conecta con
distintas circunstancias. También es
bien sabido que San Mateo a menudo se reúne temas similares, mientras que San
Marcos y San Lucas siguen más fielmente el orden cronológico, de donde nacen
numerosas transposiciones que afectan la disposición general de la narración.
También
se pueden notar numerosas variaciones en el arreglo particular de los hechos
y palabras, pues los elementos de uno y el mismo episodio ocupan a menudo un
lugar diferente en uno u otro de los Sinópticos, o cada evangelista suprime o
añade un detalle que modifica el incidente.
Por último, las diferencias verbales entre los tres primeros
Evangelios son apenas menos numerosas y notables que sus semejanzas
verbales. Cada sinoptista
tiene sus propias palabras y expresiones favoritas, que han sido rigurosamente
tabuladas por los estudiosos de la [[Biblia]] (Hawkins, "Horæ synopticae"; Allen,
sobre San Mateo; Swete, sobre San Marcos; Plummer, sobre San Lucas). Las diferencias verbales aparecen en los
mismos pasajes que abundan en coincidencias verbales (véase, por ejemplo, Mt.
18,2-3; Mc. 9,47-48), y la identidad de expresión nunca se extiende a través
de pasajes de cualquier longitud, y excepto en los discursos de Cristo rara
vez más allá de unas pocas palabras a la vez. Esto se debe a la utilización de términos
sinónimos, o de diferentes tiempos, o de proposiciones diferentes, o de
glosas cortas que cada sinoptista añade al mismo
nombre o detalle. Encontramos, por
ejemplo, en Mt. 9,6, ''kline''; en Mc. 2,11, ''krabbatos''; en Lc. 5,24, ''klinidion''; en Mt. 3,16, [[Espíritu Santo|Espíritu]]
de [[Dios]]; en Mc. 1,10, “Espíritu”; en Lc. 3,22,
“el [[Espíritu Santo]]”; etc. Y lo que
es de particular importancia en este contexto es el hecho de que las
diferencias verbales se producen cuando uno más naturalmente esperaría una
absoluta identidad de expresiones, como por ejemplo, en las palabras de la
institución de la [[Eucaristía]], en el registro del letrero sobre la
[[Cruz]], etc. ==El problema sinóptico== Estas
semejanzas y diferencias, cuyo alcance y complejidad crecen en el estudiante
que compara cuidadosamente los [[Evangelios]] Sinópticos y los compara con la
narración de [[Evangelio según San Juan|San
Juan]]], constituye un fenómeno único en la literatura antigua y
moderna. Son hechos que nadie puede
adjudicar a la casualidad ni a la influencia directa de la [[Inspiración de
la Biblia|inspiración]]. Por un lado, las semejanzas son demasiado
numerosas y demasiado llamativas para ser consideradas como explicables sobre
la hipótesis de que los tres primeros [[evangelista]]s
escribieron de forma independiente uno del otro. Por otro lado, las diferencias son a veces
tan importantes como dar a entender que se deben a que los evangelistas
utilizaron diferentes documentos, como por ejemplo en el caso de las dos
[[genealogía de Jesucristo|genealogías de
Jesucristo]]. La armonía y la
variedad, las semejanzas y las diferencias deben ser explicadas ambas. Forman juntos un problema literario---el
problema sinóptico, como se le llama---cuya [[esencia y existencia|existencia]]
era prácticamente desconocida para los antiguos escritores
eclesiásticos. En efecto, [[San Juan
Crisóstomo]] y [[Vida de San Agustín de Hipona|San
Agustín]] son los únicos [[Padres de la Iglesia|Padres]]
que han formulado opiniones sobre la relación
mutua de los Evangelios Sinópticos, y los escritores de la [[Edad
Media]], no parecen haber tomado en cuenta esas opiniones [[patrística]]s que, después de todo, estaban muy lejos de ofrecer una
solución completa de esta cuestión difícil.
Destacados investigadores posteriores, tales como Grotius,
Rich Simon, Le Clerc, tenían poco más que una sospecha del problema, y
es sólo en el curso del siglo XVIII que comenzó en realidad el [[examen]] [[ciencia
y la Iglesia|científico]] del tema. Desde
el último trimestre de ese siglo, el debate sobre el origen de la relación
mutua entre los tres primeros Evangelios se ha llevado adelante con gran
ardor e ingenio especialmente en [[Alemania]]. Como era de esperarse, la suposición de
que estos evangelios son muy parecidos entre sí porque sus respectivos
autores hicieron uso de los escritos de los demás se intentó por primera vez,
y al establecer el orden, encontró primero el favor aquel en el que los Sinópticos
están en el [[Canon del Nuevo Testamento|canon]] Como las nuevas investigaciones trajeron a
la luz nuevos hechos, nuevas formas de hipótesis trataron de responder a los
hechos, con el resultado de que el dominio de la posibilidad casi parece haber
sido medido. Numerosos y
contradictorios como los sucesivos intentos de solución han sido, su historia
demuestra que se ha logrado cierto progreso en el debate sobre el problema
sinóptico. Las múltiples relaciones
de la cuestión han llegado a una luz más clara, y los datos para su solución
se han estado revelando a sí mismos, mientras que sólo las meras opiniones a
priori o inferencias [[error|erróneas]] han sido
descartadas. ==Soluciones al problema sinóptico== Todos
los intentos de asignar la causa de las semejanzas y diferencias de los
primeros tres Evangelios admiten ser clasificadas bajo tres categorías
generales, según se han explicado los sinópticos, apelando a (a) la tradición
oral, (b), dependencia mutua, o (c) a documentos antiguos. ===Dependencia oral=== La
hipótesis de la tradición oral implica que antes de que surgieran nuestros
[[Evangelios]] no había registros escritos del ministerio de [[Jesucristo|Cristo]], o al menos ninguno que fuese
utilizado por los sinoptistas. Afirma que estos [[evangelista]]s sacaron los relatos de dichos y hechos de Jesús que los
[[testigo]]s oculares de su vida pública transmitieron oralmente, y que poco
a poco asumió un mayor o menor grado de fijeza con la repetición
constante. Según esta teoría, las
semejanzas entre los tres primeros Evangelios se pueden explicar
fácilmente. Las secciones comunes a
todos se explican por un ciclo de enseñanza probablemente formado en
[[Jerusalén]], realmente compuesta de los incidentes y discursos relacionados
con la vida de Cristo desde su [[bautismo]] por [[San Juan el Bautista|Juan]] hasta la [[Ascensión]] (cf. [[Hechos de
los Apóstoles|Hch.]] 1,21-22), y fielmente
conservados respecto al orden y el idioma por la adiestrada retentiva de la
[[memoria]] oriental. De igual manera,
las diferencias de los evangelios sinópticos son fáciles de explicar. Las secciones se encuentran sólo en dos, o
uno, de los Evangelios, porque el vínculo que se establece entre las
narrativas era a veces modificado para adaptarse a los diversos círculos de
oyentes, y otras diferencias en orden o redacción se deben ya sea a
variaciones previas en la tradición oral o a la iniciativa personal de los
diversos evangelistas que la pusieron por escrito. Esta
teoría de un evangelio oral, transmitido por todas partes en forma muy
similar, fue enunciada por [[Herder]], y elaborada principalmente por Gieseler y A. Wright.
Con diferencias de detalle, ha sido aceptado por un gran número de los
[[exégesis bíblica|exégetas]] [[católico]]s (Schegg, Haneberg, Friedlieb, [[Franz Philip Kaulen|Kaulen]],
[[Karl Josef Rudolph Cornely|Cornely]],
Knabenbauer, Meignan, Fillion, [[Constant Fouard|Fouard]], [[Emile-Paul-Constant-Ange Le Camus|Le Camus]], Felten), y por muchos estudiosos [[protestantismo|protestantes]]
(Credner, Guericke, De Wette, Ebrard, Lange, Hase, Wetzel, Thompson, Westcott, Godet, etc.). Sin [[duda]], apunta a la ''vera causa'' de
la propagación del Evangelio, y no puede ser totalmente excluida en un
esfuerzo por explicar el origen de nuestros registros escritos de la vida de
Cristo. Una de sus pretensiones de
aceptación es que prescinde de la inconveniente suposición de que cualquiera
de los evangelistas hizo uso al por mayor en su propio Evangelio de registros
escritos compuesto por otros, y sin embargo no los reprodujeron con mayor
fidelidad. También se apela a favor
de esta teoría, a su simplicidad, y su aptitud para explicar las semejanzas y
las diferencias que presentan los Evangelios Sinópticos. Sin
embargo, la hipótesis de la tradición oral por sí misma no puede considerarse
como una solución adecuada al problema sinóptico. En primer lugar, no explica
satisfactoriamente la selección del material incluido en nuestros primeros
tres Evangelios. La tradición oral
había conservado, sin duda, mucho más que el registro sinóptico, y los
evangelistas estaban plenamente conscientes de ello ([[Evangelio según San Mateo|Mt.]] 11,21; 23,37; [[Evangelio según San Lucas|Lc.]] 10,13; [[Evangelio según San Juan|Jn.]] 21,25, etc); ¿de donde entonces viene que el marco de la narración
sinóptica es prácticamente el mismo en todos los tres primeros Evangelios,
que consiste en gran parte de los mismos hechos y los mismos discursos, y no
relata el ministerio de Jesús en Jerusalén, es decir, de su ministerio en el
mismo lugar donde se supone generalmente que se formó la tradición oral? En
segundo lugar, la hipótesis de la tradición oral no explica la identidad
general del orden perceptible en los sinópticos. El orden de [[San Marcos]] es, como parece,
el orden fundamental, y difícilmente puede decirse que fue conocido
simplemente como una tradición oral de [[San Mateo]] y San Lucas, de otro
modo la secuencia de sus secciones, cuando estos dos evangelistas hicieron
las adiciones, no habría quedado tan poco alterado como quedó. Una y otra vez, el hilo del orden común que
se reanuda en el punto en que había quedado.
En el supuesto de una fuente escrita a la que recurrieron San Mateo y
San Lucas ha, esto es bastante natural.
Pero si dependieron de la [[memoria]], el efecto natural del
funcionamiento de las [[ley]]es de asociación, sería
que cuando se recordara un nuevo incidente o alguna parte de la enseñanza de
Cristo, el viejo orden se vería perturbado más o menos ampliamente de lo que
nos damos cuenta. En
tercer lugar, la hipótesis de la tradición oral no explica satisfactoriamente
la relación verbal entre los Evangelios griegos. Esta tradición oral fue primitivamente en
arameo, y las coincidencias en el griego respecto a palabras raras, la disposición
irregular de la oración, etc, no pueden ser
explicadas por la suposición de que nuestros Evangelios son traducciones
independientes de una y la misma tradición oral en arameo. Es cierto que, para dar explicar estas
coincidencias en el griego, la formación temprana de una tradición oral
griega, que más o menos sería el equivalente del arameo, y que habría sido
directamente utilizada por nuestros evangelistas, ha sido postulada por
muchos defensores de la teoría bajo examen.
Pero sigue siendo muy dudoso que tal tradición oral griega pueda
realmente explicar las coincidencias en cuestión; y es muy cierto que no
explicaría satisfactoriamente las variaciones en el texto griego de tan
importantes pasajes como las palabras de la institución de la [[Eucaristía]],
de la [[el Padre Nuestro|Oración del Señor]], de
las [[las ocho bienaventuranzas|bienaventuranzas]],
del título sobre la cruz, etc. Por
último, hay [[prueba]]s históricas de la [[esencia y
existencia|existencia]] de documentos escritos en
el [[tiempo]] que se escribieron nuestros Sinópticos (cf. Mt. 24,15-16; Mc.
13,14; Lc. 1,1), y la suposición más natural es que
nuestros evangelistas se valieron de ellos.
De hecho, muchos fenómenos revelados por el estudio atento de los
primeros tres Evangelios hace la suposición tan probable, por no decir [[necesidad|necesaria]], que varios defensores de la
hipótesis de la tradición oral (Eckermann, Fillion,
LeCamus, etc), han sido
llevados a admitir que los sinoptistas hicieron un
uso limitado de las ayudas escritas. ===Dependencia mutua=== La
hipótesis de la dependencia mutua supone que los autores de los
[[Evangelios]] Sinópticos utilizaron los escritos de los demás, valiéndose
cada escritor sucesivo de las contribuciones anteriores, de modo que el
segundo [[evangelista]] (en el orden de [[tiempo]]) tomó prestado del primero
y el tercera del primero y del segundo.
Según ella, los pasajes que se parecen reproducen los de los escritos
anteriores; los que son divergentes vienen de la [[memoria]] personal del autor
o de una fuente oral. Se dice que
esta es la forma más natural, ya que es la más antigua, de explicar las
semejanzas y diferencias de los tres primeros Evangelios. Es el más natural, ya que si otros tres
escritores exhibieran un parecido tan cercano en sus obras como los
Sinópticos, fácilmente se le ocurriría a la [[mente]] del lector del lector
que no son independientes unos de otros.
Es también la más antigua porque se remonta a [[Vida de San Agustín de
Hipona|San Agustín]] que la formuló de modo general
en su “De consensu evangelistarum"
(I, II, 4), y que al describir el orden de sucesión de los sinópticos, siguió
naturalmente el contenido en el [[Canon del Nuevo Testamento|canon]]:
[[Evangelio según San Mateo|Mateo]], [[Evangelio
según San Marcos|Marcos]], [[Evangelio según San Lucas|Lucas]].
Este orden de sucesión ha sido aceptado por muchos estudiosos:
[[católico]]s (Hug, Danko, Reithmayr, [[Francis
Xavier Patrizi|Patrizi]], [[Hyacinthe
de Valroger|De Valroger]],
[[Henri-Alexandre Wallon|Wallon]], Schanz, [[Henry James Coleridge|Coleridge]],
Bacuez) y [[protestantismo|protestantes]]
(Mill, Wetstein, Bengel, Credner, Hilgenfeld, etc.).
Pero
cada posible orden de arreglo ha encontrado defensores, de conformidad con
sus respectivos puntos de vista sobre la prioridad y orden de secuencia de
los Sinópticos. El orden: Mateo, Lucas,
Marcos fue promovido por Griesbach y ha sido
adoptado por De Wette,
Bleek, Maier, Langen, Grimm, Pasquier. El arreglo Marcos, Mateo, Lucas, con varias
modificaciones sobre su interdependencia es aceptado por [[ritschlianismo|Ritschl]], Reuss,
Meyer, Wilke, Simons, Holtzmann, Weiss, Batiffol, Weizsäcker, etc. A menudo se le designa bajo el nombre de la
“hipótesis de Marcos”, aunque a los ojos de la [[mayoría]] de sus defensores,
ya no es más una hipótesis, denotando con ello que es un hecho
establecido. Además de estas
secuencias principales, se han propuesto otras (Marcos, Lucas, Mateo; Lucas,
Mateo, Marcos; Lucas, Marcos, Mateo), y también se han sugerido otras combinaciones
más recientes (como las propugnadas por Calmet, Zahn, Belser y Bonaccorsi). En
cuanto a la teoría de Baur y su [[escuelas|escuela]] sobre la composición de los
Evangelios, baste decir que en realidad no debería estar conectada con la
hipótesis de dependencia mutua, ya que su alegato sobre el origen de los
Evangelios [[Canon del Nuevo Testamento|canónicos]]
no tiene nada que ver con el proceso literario de la composición propuesto
por esa hipótesis para explicar la relación de los Sinópticos. Por
sí sola, la teoría de la dependencia mutua, no puede considerarse como una
solución completa al problema de los sinópticos. Cualquiera que sea el orden que se adopte,
siempre hay relatos donde uno de los evangelistas, a veces [[San Marcos]]
mismo, es más completo que el que da como su fuente, y por lo tanto es
independiente de él, de modo que en todos esos casos hay que apelar a la
[[Tradición y Magisterio vivo|tradición]] oral o a
los escritos no canónicos. Una vez
más, en cualquier forma de la teoría, siguen sin explicación las diferencias
en la forma de la narración, sobre todo cuando un escritor parece
irreconciliable con el otro, y las diferencias en arreglo, donde la secuencia
temporal está muy cerca. Obviamente,
hay poca necesidad de criticar todas las formas de esta hipótesis poniendo de
relieve los casos especiales de las objeciones generales que se acaban de
mencionar. Sin embargo, estas formas
de ella que han encontrado los más capaces y numerosos defensores, pueden ser
consideradas brevemente. Contra la
forma que afirma que San Marcos uso el escrito de San Mateo, y que San Lucas
usó los de ambos, se puede alegar muy particularmente que: *
1. que San Marcos tiene en el griego
un sello de originalidad demasiado manifiesto
que debería ser considerado simplemente como el trabajo de un [[abreviadores|abreviador]] de San Mateo; *
2. que, aunque suponemos como un hecho
el que San Lucas usara los escritos de San Mateo y San Marcos, es
insuficiente para explicar por sí solo la presencia en nuestro Tercer
Evangelio de una [[genealogía de Jesucristo]] independiente, la inserción por
San Lucas de una narrativa completamente nueva del nacimiento e infancia de
[[Jesucristo|Jesús]], su dispersión de muchos de
los dichos de Cristo, agrupados por San Mateo en el Sermón de la Montaña, su
relato detallado del viaje de Perea, que está ausente tanto en San Mateo como
en San Marcos, etc. Igualmente,
está abierto a objeciones de peso el arreglo defendido por Griesbach, a saber, que San Lucas usó el escrito de San
Mateo y que San Marcos utilizó los de ambos.
Evidentemente, la suposición de que San Marcos siguió y resumió los
otros dos Sinópticos hace más difícil explicar la frescura y la fuerza de su
narrativa; y, en efecto, resulta evidente que si se acepta del todo una
dependencia directa, es una y otra vez no de parte del estilo escabroso y
relatos más cortos del ministerio en [[Galilea]] de San Marcos, sino de parte
de la forma más suave y más amplio marco de San Mateo y San Lucas. Una vez más, la dependencia de San Lucas
en San Mateo solo deja sin explicar las adiciones, transposiciones, etc., ya
mencionadas. Por último, las siguientes
son las principales dificultades esgrimidas contra la “hipótesis de
Marcos". Su suposición de que
San Marcos es anterior a los otros dos evangelistas va contra los datos
tradicionales que dicen que el Evangelio de San Mateo (en arameo) fue escrito
primero, y que la narración de San Marcos se originó independientemente de
cualquier evangelio escrito. Una vez
más, la supuesta prioridad de San Marcos a San Mateo y San Lucas hace que sea
difícil imaginar sobre qué principio los dos últimos evangelistas se
dividieron entre sí prácticamente todo el contenido del escrito de San
Marcos. También se instó a que en la
hipótesis de la "marca" ni la simple dependencia de San Mateo, en
San Marcos, ni tampoco la de San Lucas, San Mateo, tanto en San Marcos y pueden
explicar todos los fenómenos (las adiciones, las inversiones , los cambios
verbales, etc.), que son revelados por un estudio atento de los
sinópticos. También se alega que en la
“hipótesis de Marcos” ni la simple dependencia de San Mateo sobre San Marcos
solo, ni la de San Lucas sobre San Mateo y San Marcos puede explicar el
fenómeno (adiciones, inversiones, cambios verbales, etc.), que se revelan con
un estudio atento de los Sinópticos. ===Primeros Documentos=== La
hipótesis documental es la teoría prevaleciente entre los no [[católico]]s. Su principio
general de solución del problema sinóptico es que en la composición de sus
escritos los tres primeros [[evangelista]]s hicieron
uso de material escrito ya existente. La aplicación de este principio general
ha dado lugar a un gran número de suposiciones, la principal de las cuales
puede ser considerada brevemente.
Desde Eichhorn (finales del siglo XVIII), y
especialmente desde Resch (fines del siglo XIX), se
han hecho intentos para conseguir detrás de nuestros [[Evangelios]] en griego
a uno o más documentos [[semitas]] utilizados en ellos, y así explicar la
relación de los Sinópticos. Según Resch y Abbott, esta fuente escrita, cuyo contenido y
fraseología todavía pueden ser detectados, era hebrea; aramea, según
Marshall, Hoffmann, etc. En general, la variación en los términos y
cláusulas en nuestros Evangelios se explica por las diferentes traducciones
dadas a las palabras en arameo o en hebreo.
Es in[[duda]]ble
que los últimos defensores de la hipótesis de un origen semita han desplegado
gran aprendizaje e ingenio en señalar las expresiones semitas que podrían
subyacer en las diversas variantes notables en los pasajes paralelos de los
Sinópticos. Es indudable, también,
que el contexto general de los Evangelios es semita en el pensamiento y las
formas de expresión, e incluso que los documentos semitas (por ejemplo, las
[[genealogía de Jesucristo|genealogías de Cristo]])
han sido utilizados por sus autores. Sin
embargo, la teoría de la fuente semita por sí misma no parece una solución
satisfactoria para el problema sinóptico.
No es cierto que todo el trasfondo semita de los Sinópticos hubiese
asumido una forma escrita antes de que fuera utilizado por los evangelistas,
pues innumerables casos de formas de pensamiento y expresión semitas pueden
explicarse mediante el uso directo de la tradición oral, a cuya fuente, de
hecho, [[San Papías]] refiere el origen del
[[Evangelio según San Marcos]]. Una
vez más, las diferencias entre los pasajes paralelos de los tres primeros
Evangelios son muy a menudo tales como para que apunten directamente a la
utilización por los sinoptistas de las mismas
fuentes griegas, de modo que en gran parte de sus obras, es mucho más natural
explicar tales diferencias por el gusto literario [[individuo, individualidad|individual]], el propósito general, etc.,
de los evangelistas, que por una apelación al uso colateral de un original
semita, o a una multiplicidad de versiones de la misma, cuya misma [[esencia
y existencia|existencia]] es dudosa, y cuyo
[[conocimiento]] por los sinoptistas es aún más
cuestionable. Una
forma más plausible de la hipótesis documental se remonta en [[substancia]] a
Schleiermacher (1817). La misma afirma que, en un período
temprano, muchos fragmentos evangélicos, griegos así como arameos, fueron
esparcidos por las Iglesias---tradiciones flotantes de las que se habían
hecho relatos escritos. Los tres sinoptistas trabajaban con ellas en sus Evangelios, junto
con materiales que cada uno había recopilado, y de esta manera pueden
explicarse las coincidencias y las diferencias de los Sinópticos. Esta teoría de una pluralidad de
documentos primitivos---que en algunas de sus modificaciones se combina con
la de una dependencia de los Evangelios [[Canon del Nuevo Testamento|canónicos]]
tardíos sobre los tempranos--- es aceptada por muchos eruditos (Renan, Wrede, Schmiedel, Loisy, etc.). Esta forma de la hipótesis documental no
necesariamente va contra el [[carácter]]
[[inspiración de la Biblia|inspirado]] de los
Evangelios Sinópticos. También se
puede aceptar fácilmente el uso real de ciertos documentos primitivos, sobre
todo por [[San Mateo]] y San Lucas.
Pero la tradición atribuye al Evangelio de San Marcos un origen muy
diferente del que da por supuesto esta teoría, y un estudio cuidadoso del
contenido y el estilo de ese Evangelio ha convencido recientemente a varios
destacados académicos que la obra no es una compilación a partir de fuentes
escritas. Una vez más, no se ha
demostrado que debido a que San Mateo y San Lucas emplearon documentos
escritos, se limitaran exclusivamente a la utilización de esas fuentes, pues
en su época la tradición estaba sin duda mucho más viva. En ese momento la diferencia entre la
tradición oral y un documento no era grande en muchos casos, donde fácilmente
se había vuelto estereotipada por la repetición frecuente. Y no es una posición segura negar que San
Lucas se valiera de dicha tradición, en particular, es decir, por un escritor
que naturalmente utilizaría toda fuente de información a su alcance. Por último, un constante recurso a nuevos
documentos, cuyo contenido, alcance y existencia misma muchas veces no pueden
ser determinados, le da a esta teoría un aire de artificialidad que la
recomienda poco como una descripción exacta de la manera real en la que
fueron compuestos los Evangelios Sinópticos. La
última forma general de la hipótesis documental que queda por examinar es la
"teoría de dos documentos", según la cual la principal fuente de
los Sinópticos consta de dos grandes obras.
Una obra como nuestro evangelio de [[San Marcos]], si no idéntico, es
la fuente de las narraciones comunes a los tres primeros Evangelios, y la
otra, que contiene las palabras de [[Jesucristo|Jesús]],
es la fuente de la materia didáctica común a [[Evangelio según San Mateo|San Mateo]] y [[Evangelio según San Lucas|San Lucas]].
Modificada de diversas maneras, esta solución al problema de los
Sinópticos ha tenido y tiene todavía, numerosos defensores sobre todo entre
los estudiosos [[protestantismo|protestantes]]. A los ojos de todos los críticos, la
teoría de sólo dos fuentes escritas principales es especialmente recomendable
por su sencillez y verosimilitud. El
contenido de los sinópticos comprende dos clases de secciones paralelas: una
consiste en relatos de las acciones y eventos hallados en los tres
Evangelios; la otra, que consiste de la enseñanza de Cristo, sólo aparece en
San Mateo y San Lucas. Ahora bien, en cuanto a la selección del material, la
disposición y el lenguaje de las secciones paralelas en los tres, San Mateo
constantemente concuerda con San Marcos en contra de San Lucas, y San Lucas
con San Marcos en contra de San Mateo, pero San Mateo y San Lucas casi nunca
concurren contra San Marcos; la suposición más simple suposición es que San
Mateo y San Lucas hicieron un uso independiente del escrito de San Marcos
según lo tenemos, o de un Evangelio como él (Ur-Marcus). La frescura y el poder de la narrativa de
San Marcos, también ayudan a [[prueba|probar]] su
prioridad a la de los otros dos evangelistas. Hasta aquí todo el material común a los
tres primeros evangelios. La
mayor parte del material adicional hallado en San Mateo y San Lucas consiste
principalmente de las palabras y discursos de Jesús, y aunque se da en forma
muy diferente en cuanto a la conexión histórica y la agrupación, sin embargo,
está impregnada de tal similitud de pensamiento y la expresión como para
sugerir fuertemente la hipótesis de una fuente principal única como su
explicación natural. También se
pretende que la "teoría de dos documentos" explica el fenómeno
peculiar de los "dobles" en San Mateo y San Lucas. Por último, se dice que es apoyada por la tradición interpretada
correctamente. Papías,
hablando de libros sobre Cristo, escrito por San Mateo y San Marcos, dice:
"Marcos, siendo el intérprete de Pedro, escribió cuidadosamente, aunque
no en orden y de acuerdo a su [[memoria]], las cosas dichas y hechas por
Cristo". "Mateo escribió la
Logia en el [[lengua y literatura hebreas|idioma
hebreo]], y cada uno los tradujo como pudo". Estas declaraciones parecen apuntar a dos
libros como las fuentes de la tradición evangélica escrita. Uno puede ser claramente nombrado; es
prácticamente nuestro segundo Evangelio.
El otro, de acuerdo con Harnack, Wellhausen, Stanton, todavía
puede ser reconstruido; es un registro de ''Logia'' contenido principalmente
en nuestro primer Evangelio (UrMattheus) y también
utilizado por San Lucas. La
"teoría de dos documentos" es defendido por muchos críticos
destacados (H. Holtzmann, B. Weiss,
Wendt, Wernle, Soltau, Julicher, Hawkins,
etc.) Sin embargo, no es una solución
adecuada al problema de los Sinópticos.
Deja a sus defensores irremediablemente divididos sobre puntos de gran
importancia, tales como el carácter compilatorio del Evangelio de San Marcos,
el alcance y la [[naturaleza]] exacta del documento ''Logia'' (Q) utilizado
por nuestros primer y tercer evangelistas; la forma de su uso por San Mateo y
San Lucas, respectivamente; la pregunta de si fue utilizado también por San
Marcos; el número de las fuentes empleadas por San Mateo y San Lucas, además
de San Marcos y Q; etc. A veces surgió
una mayor dificultad contra esta teoría, respecto a la prioridad de San
Marcos, que sus defensores tratan como un punto del todo resuelto. La [[Tradición y Magisterio vivo|tradición]] dice que el Evangelio de San Mateo
existía en una forma semita antes de que fuese traducido al griego, es decir,
antes de que asumiera la única forma ahora disponible para una comparación
con la narrativa de San Marcos. Por lo
tanto, se pretende que la dependencia del San Mateo en griego sobre nuestro
segundo Evangelio es una que surge del hecho de que su traducción al griego
se hizo con la ayuda de nuestro segundo Evangelio,
y que se dejó intacta la prioridad de la antigua forma semita del Evangelio
de San Mateo a la composición del escrito de San Marcos. Entre otras dificultades contra la “teoría
de dos documentos” se pueden mencionar: *
1. Su tendencia inherente a apelar a
fuentes escritas subsidiarias, cuyo alcance y naturaleza no pueden ser
determinados; *
2. el hacer caso omiso de la
influencia de la tradición oral en la composición de los Sinópticos; *
3. su común
pero muy improbable negación de la dependencia de San Lucas sobre San Mateo y
San Marcos. Del
anterior estudio rápido de los intentos de resolver el problema sinóptico, es
evidente que ninguno de ellos ha sido todo un éxito. El problema es muy complejo; la
información histórica sobre el origen de nuestros tres primeros Evangelios es
incompleta, y cada teoría cada es unilateral.
La hipótesis satisfactoria, aún no formulado, debe ser una hipótesis
combinada que recopile y unifique, en debidas proporciones, todas las [[verdad]]es presentadas por las diversas opiniones, y también una
teoría más completa, teniendo plenamente en cuenta tanto los datos de la
tradición [[patrística]] y los que se revelan mediante el [[análisis]]
literario. Tal teoría, cuando se
formule, sin duda proveerá la mayor reivindicación del valor histórico de
nuestros registros Sinópticos. ==La cuestión sinóptica y la Comisión Bíblica== El
único [[decreto papal|decreto]] promulgado hasta el
momento por la [[Comisión Bíblica]], que tiene una incidencia en la cuestión
sinóptica, se publicó el 19 de junio de 1911. Su objeto directo es [[afirmación|afirmar]]
la autoría tradicional, la [[fechas y datación|fecha]]
de composición y el carácter histórico del [[Evangelio según San
Mateo]]. En consecuencia, declara que
el autor de nuestro primer Evangelio no es otro que el [[los Apóstoles|apóstol]] [[San Mateo]], que escribió antes que
los otros [[evangelista]]s y considerablemente antes
de la destrucción de [[Jerusalén]], en el lenguaje de los [[judaísmo|judíos]] palestinos, para quienes compuso su
obra. Afirma autoritativamente que la
obra original de San Mateo no era una mera colección de los dichos y hechos
de [[Jesucristo|Cristo]], sino un Evangelio
sustancialmente idéntico a nuestro Evangelio griego según San Mateo. Por último, proclama el carácter histórico
de nuestro primer Evangelio y la [[auténtico|autenticidad]]
de algunas de sus partes (los dos primeros capítulos, los pasajes [[dogma|dogmáticos]] respecto a la [[primacía]] de [[San
Pedro]], la forma del [[bautismo]], etc), que ha
sido cuestionada por los críticos modernos.
Por
lo tanto, es evidente que por este decreto la Comisión Bíblica no tenía
[[intención]] de bregar con el problema sinóptico, para establecer una
explicación de las semejanzas y las diferencias reveladas por una comparación
de nuestros tres primeros Evangelios.
Sin embargo, el decreto romano tiene un alcance especial sobre las
teorías de la dependencia mutua y documentos anteriores propuestas como
soluciones a la cuestión sinóptica.
Al decidir la prioridad del Evangelio de San Mateo en su idioma original
y [[substancia]], a las otras narraciones evangélicas, la Comisión Bíblica ha
rechazado solemnemente cualquier forma de aquellas teorías que afirman que la
obra original de San Mateo no era un Evangelio completo o el primer Evangelio
en orden de [[tiempo]]. De hecho, los
estudiosos [[católico]]s que admiten cualquiera de estas teorías consideran a
nuestro Evangelio según San Mateo en griego como una obra que se remonta en
su forma aramea primitiva al Apóstol de ese nombre, y limitan su dependencia
sobre [[San Marcos]] a su traducción griega existente. '''Nota''': [Lo
siguiente apareció en un suplemento posterior de la Enciclopedia Católica:] En
respuesta a las preguntas sobre las relaciones mutuas entre los primeros tres
Evangelios, la Comisión Bíblica decidió (26 de junio de 1913) que no es
inconsistente con sus decisiones ya emitidas explicar las similitudes o
diferencias entre estos Evangelios, disputar libremente las varias opiniones
conflictivas de los autores, y apelar a hipótesis de la tradición oral o
escrita, o a la dependencia de un Evangelio sobre el otro o sobre los dos que
le precedieron. La hipótesis conocida
como de las “dos fuentes” ya no es sostenible; es decir, el intento de
explicar la composición del Evangelio Griego de Mateo y el Evangelio de Lucas
principalmente por su dependencia sobre el Evangelio de Marcos y sobre los
llamados “Dichos del Señor”. ==Bibliografía== (Los
nombres de autores católicos aparecen marcados con un asterisco.) Sinopsis: — RUSHBROOKE, Synopticon (Londres, 1880);
WRIGHT, A Synopsis of the Gospels in Greek (Londres,
1903); HUCK, Synopse (Tübingen,
1910); CAMERLYNCK* AND COPPIETERS*, Evangeliorum
sec. Matt., Marc., et Luc. synopsis
(Bruges, 1910). Introducciones al Nuevo Testamento: —
CORNELY* (París, 1897); WEISS (Berlin, 1897); GODET
(Neuchatel, 1904); BELSER* (Friburgo, 1905);
GUTJAHR* (Gratz, 1905); JACQUIER* (París, 1905); JÜLICHER (Tübingen,
1906); ZAHN (tr. Edinburgh, 1909); BRASSAC* (París,
1910); MOFFATT (Nueva York, 1911). Obras sobre
el Problema Sinóptico: — CALMES*, Comment se sont
formés les évangiles (París, 1899); WERNLE, Die synoptische
Frage (Friburgo, 1900);
BONACCORSI*, I tre primi vangeli e la critica letteraria ossia la questione sinottica (Monsa, 1904); WELLHAUSEN, Einleitung
in die drei ersten Evanqelien (Berlin, 1905); WEISS, Die Quellen
der synoptischen Uberlieferung
(Leipzig, 1908); NICOLARDOT, Les procédés de rédaction des trois premiers évangélistes (Paris, 1908); HAWKINS, Horæ
synopticæ (Oxford, 1909); BONKAMP*, Zur Evangelien Frage (Münster, 1909); HARNACK,
The Sayings of Jesus (Nueva York, 1908); IDEM, The Date of the Acts and
Synoptic Gospels (New York, 1911); STANTON, The Gospels as Historical
Documents, II (Cambridge, 1909); CAMERLYNCK* Y COPPIETERS*, Synopsis (Brujas, 1910); BURKITT, The Earliest Sources for the Life
of Jesus (New York, 1910); SANDAY, Oxford Studies in the Synoptic Problem
(Oxford, 1911); PASQUIER*, La solution du problème synoptique (Tours, 1911). Para
la acción de la Comisión Bíblica vea Acta Apostolica
Sedis (Roma, 1911); V (1913); Roma, XIV (1913). '''Fuente''': Gigot, Francis. "Synoptics."
The Catholic Encyclopedia. Vol. 14. New York: Robert Appleton Company,
1912.
<http://www.newadvent.org/cathen/14389b.htm>. Traducido
por Luz María Hernández Medina. |
Recuperado de: http://ec.aciprensa.com/newwiki/index.php?title=Sin%C3%B3pticos&action=edit
Material usado en la clase de
Análisis de los sinópticos