Parábolas(Documento recuperado de Diccionario Bíblico Adventista)
(heb. mâshâl [de una raíz sem. que evoca la idea de "efigie", "representación"], "símil", "comparación", "proverbio"; gr. parabole, literalmente "[poner algo] al lado de otro [para comparar]", "tipo", "figura [símbolo]", "ilustración", "parábola"; y términos relacionados como paroimía, "alegoría",* "proverbio"*, y áinigma, "enigma"*). En español, "parábola" es una composición literaria en la que una narración breve, real o ficticia, ilustra una verdad moral o espiritual, Una parábola es un símil largo, en el cual se afirma o se implica que una cosa es "como" otra. Teóricamente, difiere de una alegoría, que es una metáfora larga, en la que una cosa se dice que "es" otra, La afirmación de que el Espíritu descendió como una paloma (Mt. 3:16) es un símil, pero el relato que compara "el reino de los cielos" con un tesoro escondido (13:44) es una parábola. En forma semejante, la afirmación: "Vosotros sois la sal de la tierra" (5:13) es una metáfora, pero la larga referencia de Jesús a sí mismo como "la vid verdadera" (Jn. 15:1-8) es una alegoría. En contraste, una fábula es una narración fuera del mundo real, que generalmente atribuye atributos humanos -como inteligencia, lenguaje y acciones- a objetos inanimados o plantas y animales. En los Evangelios, una parábola es generalmente una narración "puesta junto" a cierta lección espiritual como comparación. En el uso bíblico, puede ser también una afirmación breve y medulosa de la verdad (Mr. 3:23, 27). Estas distinciones teóricas no se observaban siempre en la antigüedad, y todas esas formas literarias se podían llamar mâshâl o parabole. La enseñanza por parábolas era popular en los días de Cristo. Las de los rabinos son numerosas en la literatura judía de Palestina, aunque este género literario no parece haber sido cultivado fuera de ella. Llegaron a ser bastante estereotipadas, y generalmente tomaban la siguiente forma: 1. El punto que se debía ilustrar, generalmente un texto bíblico. 2. Una fórmula introductoria como: "Te diré una parábola. ¿A qué se asemeja el caso? Es como... " 3. El relato. 4. Una aplicación, generalmente iniciada con la palabra kak, "así". La siguiente es una parábola rabínica típica relatada por un rabino galileo para ilustrar Ex. 14:5: "Una parábola. ¿A qué se asemeja el caso? Es como uno a quien le tocó como herencia una parcela de tierra pero la vendió por una bagatela. El comprador abrió pozos en ella, y plantó jardines y árboles y huertas. El vendedor comenzó a ahogarse lamentándolo. Así le ocurrió a los egipcios, que dejaron salir sin darse cuenta de lo que dejaban salir". Jesús usó y perfeccionó las parábolas en forma tan amplia y efectiva que llegaron a identificarse con su método de enseñanza. Aunque las de los rabinos tenían la intención de reforzar los valores convencionales de los fariseos, las de Jesús a menudo dan la impresión de que intencionalmente invertían esos valores en forma dramática. Para apreciarlo, sólo necesitamos comparar la parábola de Jesús acerca de los obreros de la viña (Mt. 20:1-16) con la parábola rabínica correspondiente que se contaba para ilustrar Lv. 26:9: "Cuentan una parábola. ¿A qué se asemeja el caso? Es como un rey que contrató a muchos trabajadores. Y junto con ellos había uno que había trabajado para él muchos días. Todos fueron a recibir el pago por el día, y este obrero fue. El rey le dijo: 'Tendré consideración por ti. Los otros, que trabajaron para mí sólo un poco de tiempo, recibirán una paga pequeña. Pero tú tendrás una recompensa mayor'. Así, tanto los israelitas como las naciones del mundo buscan su paga de Dios. Y él dirá a los israelitas: Hijos míos, tendré consideración por ustedes. La gente del mundo ha realizado muy poco para mí, y les daré una recompensa pequeña. Ustedes, sin embargo, recibirán una grande". Como las parábolas de los rabinos, las de Jesús se basaron generalmente en hechos comunes de la vida diaria y, con frecuencia, en incidentes recientes o en escenas que estaban a la vista mientras hablaba. La narración misma era generalmente sencilla y breve, y su conclusión tan evidente que no dejaba dudas (Mt. 21:40, 41), aunque a veces necesitaba una explicación (13:18-23). En el caso de Cristo, la parábola era un puente mediante el cual conducía a sus oyentes por un camino agradable y familiar, de donde estaban a donde él quería que estuvieran, de lo conocido a lo desconocido, de los hechos concretos a las verdades abstractas, de lo visible a lo invisible, de lo terrenal a lo celestial. Era una ventana a través de la cual los invitaba a contemplar escenas de verdad celestial. Por medio de sus parábolas. Jesús llamó la atención de los hombres, despertó su interés y estimuló la investigación. A menudo, como en la parábola de los 2 hijos (21:28-31), impartía verdades no deseadas, grababa un mensaje importante que la gente escuchaba con gusto y, algunas veces, daba un veredicto contra sí misma antes de descubrir que se estaba condenando. Al enseñar por parábolas, Jesús impedía que los espías que lo seguían incansablemente tuvieran algo de qué acusarlo. Sería muy difícil condenarlo por sólo relatar buenas historias. Las parábolas tienen la cualidad paradojal de revelar la verdad a los que están dispuestos a recibirla, y al mismo tiempo esconderla de quienes la rechazan. También creaban en las mentes de sus oyentes impresiones duraderas, que serían renovadas e intensificadas cada vez que las escenas mencionadas en ellas volvían a la mente o se presentaban ante la vista. Cuando se trata de interpretar las parábolas se debe saber qué lección quería ilustrar el que las presenta, y no leer en ella más de lo que era su intención. A menudo, la explicación acompaña a la parábola (Lc. 7:41-47; 11:11-13), o está implícita en el contexto (16:19-31; cf vs 13-17). Las circunstancias, las personas presentes, o el problema que se estaba discutiendo con frecuencia ofrece la clave para la interpretación. Antes que su significado en el ámbito espiritual pueda quedar claro, es necesario comprender la narración en el marco de las costumbre y maneras orientales de pensar y expresarse (Mt. 25:1-13; etc.). Una parábola es una figura vívida de lenguaje, que se debe ver nítidamente antes que se pueda comprender con claridad la lección. En vista de que una parábola tiene el fin de ilustrar la verdad, y generalmente una verdad en particular -implícita o explícita en el contexto-, los detalles incidentales del relato únicamente son importantes por su contribución a la clarificación de esa verdad, y a menudo sólo sirven para completar la narración. Por lo tanto, no se les debe asignar un significado oculto, ni deben servir de base para puntos doctrinales. Las listas de las parábolas de Jesús a menudo difieren, porque no todos los comentadores están de acuerdo acerca de qué ilustraciones se deben incluir como tales. La longitud es una consideración importante (Mt. 5:14, 15), pero algunos relatos que siempre se consideraron parábolas son muy breves (13:44-48). Otro factor es si las ilustraciones alegóricas, como las de Jn. 10:1-6 y 15:1-8, en sentido estricto, deben ser consideradas como aquéllas. En la tabla de las pp 897-899 se enumeran, clasifican y analizan 40 de las parábolas más importantes de Jesús.
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