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¿Entiende lo que lee?
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Capítulo 2
DÉ IMPORTANCIA A LO QUE LEE:
CUESTIÓN DE PRINCIPIOS
Alto, ¡deténgase!
Suponga que va manejando hacia su trabajo y entonces ve un señalamiento
que dice: “ALTO”. ¿Qué hace al verlo? Bueno, pues eso depende de cómo
“interprete” dicha señal, ¿cierto?
Un marxista, por ejemplo, interpretaría dicha señal como una evidencia del
eterno conflicto de clases, como un instrumento al servicio de la burguesía y, por
ende, en contra de la clase obrera.
Por su parte, un católico con toda sinceridad diría que no puede entender la
señal, a menos que el Magisterio y la Tradición de su iglesia se encarguen de
explicársela.
A fin de evitar el riesgo de quebrantar la ley implícita en dicho señalamiento,
un judío ortodoxo posiblemente tomaría otra ruta, mientras que un teólogo recién
graduado primero buscaría la palabra “ALTO” en sus diferentes léxicos y
diccionarios teológicos, para después redactar los resultados de su investigación en
no menos de trescientas páginas.
Sin embargo, un teólogo de corte liberal diría que la señal en cuestión
originalmente no estaba allí, sino que fue añadida tiempo después por un redactor,
aunque muchos (desde su perspectiva “ingenuos”) aún crean lo contrario.
Otros, concluyendo que dicha señal fue dada únicamente para los judíos,
simplemente terminarían por no tomarla en cuenta afirmando vehementemente que,
en esta dispensación, “no estamos más bajo la ley, sino bajo la gracia”.
Pero, ¿y nosotros? ¿Será que nos detendríamos ante ella, sólo si el
conductor de adelante lo hace?
Dado que existe todo un mundo de posibilidades, así como de variantes en la
interpretación de un solo hecho, queda claro que la interpretación seria de la Biblia,