¿Entiende lo que lee?
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pudiéramos conocerlo, confiar en él y, por supuesto, amarlo, Dios decidió
presentarse en su Palabra adaptándose a nuestra capacidad mental y espiritual.
Fenómeno que bien puede resumirse al decir que, cuando la Biblia nos habla
acerca de Dios, generalmente lo hace en términos humanos.
Existen numerosos ejemplos de este tipo de condescendencia divina en las
Escrituras. Uno de ellos se halla en Génesis 18:20, donde Dios le da a conocer a
Abrahán su intención de juzgar a Sodoma y Gomorra: “Descenderé ahora, y veré si
han consumado su obra según el clamor que ha venido hasta mí; Y si no, he de
saberlo”.
En vista de que él lo sabe todo (es omnisciente), ¿no cree que estas
palabras pronunciadas por Dios suenan un tanto extrañas aquí? Si no hay nada que
escape a su conocimiento, ¿por qué tendría entonces que descender a Sodoma
para comprobar lo que estaba pasando en ese lugar? Este, sin duda, es un claro
ejemplo de adaptación divina, una manera evidente en la que el Señor se muestra
actuando y hablando en el nivel del actuar y hablar humanos (vea también Gén.
18:21).
Otro ejemplo de este tipo de lenguaje se encuentra en Génesis 9:16, texto
que habla del arco iris como señal del pacto. Pero, otra vez nos preguntamos,
¿necesita Dios realmente mirar un arco iris para recordar su pacto con la
humanidad? La respuesta obviamente es no. Sin embargo, la promesa divina en
cuestión nuevamente fue registrada en la Biblia en términos humanos. Notemos lo
que Elena White amplía al respecto: “El Señor declaró que al ver el arco iris
recordaría su pacto. Esto no significa que pudiera olvidarlo, sino que nos habla en
nuestro propio lenguaje, para que podamos comprenderle mejor” (
Patriarcas y
profetas,
97).
No obstante, la máxima ilustración del intento divino por acercarse y hacerse
entender a la humanidad, como era de esperarse, es la encarnación de Cristo. Sí,
porque siendo que las palabras jamás serían suficientes para darse a conocer, la
mejor manera que Dios encontró, y en la que decidió hacerlo, fue a través de la