LECCIÓN
1
Bienvenido a este curso bíblico cuyo propósito es enseñarte a ser feliz. No puede haber felicidad sin
esperanza. Por lo tanto, la primera lección que estudiaremos es dónde encontrar información sobre la ver-
dadera esperanza. ¿Por qué creemos que la Biblia es la Palabra de Dios? ¿Quién la escribió? ¿Cómo llegó
hasta ti? ¿Cómo puede un libro tan antiguo tener importancia para las personas del siglo XXI? Veamos.
A todos nos interesa saber acerca de nuestros orígenes. Y son muchos los que desean saber cómo es
que el hombre llegó a la existencia. Cuando Dios creó al hombre, ¿a imagen de quién fue creado? Según
Génesis 1:27 y 28
,
“creó Dios al hombre
a su imagen, a imagen de Dios
lo creó; varón y hembra los
creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread
en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.
Así que Dios y el hombre, al principio, se comunicaban cara a cara, tal como se comunican entre sí los
amigos. Pero hubo un problema. Con la entrada del pecado al mundo, las cosas cambiaron. ¿Qué ocurrió
después de que Adán y Eva pecaron? La Biblia dice que
“oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba
en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer
se escondieron de la presencia de Jehová Dios
entre
los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Y él respondió:
Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y
me escondí
”
(Génesis 3:8-10).
Aquí, es evidente que hubo una ruptura entre Dios y el hombre. Después de la entrada del pecado, el
ser humano ya no hablaba con Dios cara a cara. Así pues, el hombre ya no veía el rostro de Dios, pero
al menos oía su voz. Sin embargo, con el transcurso del tiempo el ser humano ya no fue capaz de oír
la voz de Dios. Esto queda de manifiesto cuando el pueblo de Israel le hizo un extraño pedido a Moisés:
“Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero
no hable Dios con nosotros,
para
que no muramos”
(Éxodo 20:19).
¡Qué tragedia! El pecado hizo que, con el tiempo, el hombre ya no quisiera oír la voz del Padre. Enton-
ces, ¿qué es lo que hizo Dios para seguir comunicándose con sus hijos? El Señor se valió de mensajeros
(o profetas) que transmitían su mensaje al pueblo. Eso es lo que dice en
2 Pedro 1:21,
“porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados
por el Espíritu Santo
”.
¿Te das cuenta? Dios buscó algunas personas, como los profetas, y les confió el mensaje que él quería
dar a sus hijos. ¿Qué orden recibieron estos hombres de parte de Dios? Según
Apocalipsis 1:11
, Dios
ordenó que sus mensajes fueran escritos y transmitidos:
“
Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete
iglesias
que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea”.
Estos santos hombres, inspirados por Dios, escribieron la voluntad divina para amonestar y conducir al
pueblo de Dios en esta tierra, y es claro que su mensaje lo recibieron de Dios:
“Toda la Escritura es inspi-
rada por Dios, y
útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”
(2 Timoteo 3:16).
Ahora, si ellos escribieron el mensaje por inspiración del Espíritu Santo, la única manera de comprender-
lo correctamente es a través del entendimiento que nos da el Espíritu Santo. Así dice la Biblia:
“Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os
enseñará todas las cosas, y
os recordará todo lo que yo os he dicho”
(Juan 14:26).
LA FUENTE DE LA VERDADERA ESPERANZA
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