Respeto a la autoridad
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"Honra
a tu padre y a tu
madre"
E
l primer m andam ien to ético le dice a cada hijo de pad res
humanos que su deber moral, dentro de la familia, es honrar a
quienes le dieron un lugar en la tierra de los vivientes. Cualesquiera
sean los sentimientos que tenga hacia ellos, sea de profundo amor o
intenso resentimiento, sea grande su gratitud o amargo su recuerdo,
es llamado a respetar a quienes, además ele darle su existencia, le
fueron dados como primeros maestros y guías. Honrar es el núcleo
moral, no el sentimental, en las complejas relaciones entre todo hijo
y sus padres. Desde el día en que nace el hijo hasta la muerte de sus
padres, y aún más allá de! sepulcro como un vínculo con una
imborrable memoria, todo cambia en la relación excepto el deber
moral de honrar a los padres.
La regla del honor probablemente es tan universal como cualquier
deber humano. Ningún hijo, joven o viejo, debe jamás deshonrar a
sus padres. En todas las culturas los padres creen en su derecho a
ser tratados respetuosamente por su prole. Platón probablemente
registraba una ética universal al decir que, en la escala de las
decencias humanas, el honrar a los padres está en segundo lugar,
después de la devoción a Dios. Pero, absoluto como admitimos que
sea, y tan universal como lo imaginamos, el honrar a los padres es
un deber que cambia y se desliza de nues t ras m anos cuando
tratamos de examinar lo que nos pide que hagamos como hijos,
jóvenes o mayores.
Como ya h em o s m en c ion ado an te s , v am o s a m i ra r es te
mandamiento desde tres ángulos: primero,
qué
requiere de nosotros,
independientemente de nuestra capacidad de cumplir con ello;
luego, el
porqué
del mandamiento, para ver qué hay en nuestra
situación como humanos que hace que sea razonable y correcto
afirmar que este mandamiento es nuestro llamamiento humano; y,