“La hora de su juicio”
Dice el ángel: “Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado”
(vers. 7). (196) Este mensaje empezó a anunciarse antes de 1844, cuando el Espíritu de
Dios movió a hombres y mujeres en distintas partes de la tierra para estudiar las profecías
de Daniel y a anunciar que Dios “ha establecido un día en el cual juzgará al mundo” (Hech.
17:31). Acerca de este movimiento, se comenta más en los capítulos tres y seis.
El mensaje que anunciaron aquellos pioneros sirvió para llamar la atención Je miles
al juicio de Dios; pero lo que ellos hicieron no fue el cumplimiento pleno de la profecía,
porque la voz del primer ángel no debería alcanzar a miles, sino “a toda nación, tribu,
lengua y pueblo”: es un mensaje global y su poder va en aumento hasta el día de la
segunda venida.
"Adorad”
El capítulo 13 contiene un llamado a la adoración. Con grandes milagros y medidas
de fuerza, el falso cordero, el que subió de la tierra, exige a todos que adoren a la bestia o
a su imagen. El mensaje del primer ángel también constituye un llamado a la adoración.
Aquí un ángel celestial nos llama a la verdadera adoración que consiste en honrar a Aquel
que hizo todas las cosas. Estas dos invitaciones enfocan el tema central de la gran
controversia entre Cristo y Satanás: la adoración.
Aquí, el capítulo 14 nos llama a adorar al Creador del “cielo y de la tierra, el mar y
las fuentes de las aguas” (vers. 7). Es un eco de la primera invitación que Dios presentó a
la humanidad cuando les invitó a reposar en el séptimo día y adorarlo como Creador (Gén.
1:31-2:2; Éxo. 20:8-11). El ángel o mensajero de esta profecía simboliza al pueblo que en
los últimos días llama a los habitantes de la tierra a guardar el sábado, “porque en seis
días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay” (Éxo. 20:8-
11). (197)
El mensaje del segundo ángel
Y este pueblo amador de la verdad (vers. 5), denunciará también la situación
confusa que existe en el mundo religioso de nuestros días:
Otro ángel le siguió diciendo: Ha caído; ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque
ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación (vers. 8).
La palabra “Babilonia” es derivada del antiguo idioma sumerio. La misma palabra
en hebreo es Babel.1 Después del diluvio, los hombres formaron una alianza con el
propósito de edificar una ciudad y una torre cuya cúspide alean zara hasta el cielo. De esta
manera pensaban retar a Dios, pero el Señor deshizo su alianza produciendo una
“confusión” (hebreo: balal) en su lengua. “Por esto fue llamado el nombre de ella Babel,