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APITULO DIECISIETE
La bestia y la ramera
Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo
diciéndome: "Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que estil
sentada sobre muchas aguas; con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los
miradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación” (vers. 1,2).
Con estas palabras se establecen las bases para el tema que se va a presenta a
continuación. El tema del capítulo 17 es la “sentencia contraía gran ramera'', y el nombre
de la ramera es “Babilonia” (vers. 5). En otras palabras, el tema de este capítulo es la caída
de Babilonia. Se trata, pues, de una explicación adicional de lo que vimos en los últimos
versículos del capítulo anterior.
Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia
escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos (vers. 3).
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¿Siete cabezas y diez cuernos? Parece algo conocido, ¿verdad? Recordamos en
seguida que la misma configuración apareció por primera vez en el capítulo 12. Ahí
también encontramos siete cabezas y diez cuernos, y sobre las siete cabezas había siete
coronas. Siendo que las cabezas representan la ciudad literal de Roma (Apoc. 17:9), el
hecho de que el dragón trae coronas en sus cabezas significa que aquella visión se inició
mostrándonos eventos que iban a ocurrir cuando la Roma imperial gobernaba el mundo.
La misma figura apareció de nuevo en el capítulo 13, pero con la diferencia de que
traía las coronas en los cuernos. Los cuernos representan los fragmentos que resultaron
cuando cayó el Imperio Romano en los siglos V y VI (Dan. 7:24). De esta manera, pudimos
entender que el capítulo 13 señala eventos que empezarían a acontecer en el tiempo de
los reinos divididos, o sea en el siglo V.
La bestia sin coronas
Al recordar estos detalles de las profecías anteriores, es natural que miremos muy
de cerca a esta bestia del capítulo 17 con el deseo de saber en qué lugar tiene las coronas.
Pero, no... ¡no aparecen coronas en ninguna parte! Y nos preguntamos, ¿por qué?
Otra observación interesante sale a la luz cuando empezamos a comparar las tres
profecías: el drama del capítulo 12 comienza con la época de la Roma imperial y va hasta
el tiempo de la Roma cristiana. El capítulo 13 comienza con el tiempo de la Roma papal y
de ahí nos lleva hasta una tercera época cuando la iglesia iba a caer en una agonía de
muerte, mientras los Estados Unidos, en la figura de una bestia que sale de le tierra,
dominarán el escenario político.