Una idea equivocada acerca del sexo
Hubo un segundo concepto equivocado que se desprendió del paganismo a través
de la filosofía griega para corromper la fe de la iglesia.
Como ya hemos visto, Platón enseñaba que el cuerpo, por cuanto es materia, es
algo vil y despreciable. De ahí que él veía todo lo relacionado con el cuerpo como malo y
degradante. Este concepto afectó grandemente la idea de la iglesia acerca de la vida
práctica del cristianismo. Empezó a enseñarse que era menester castigar el cuerpo con
ayunos, desvelos, flagelaciones, latigazos y otras formas de maltrato al organismo físico,
porque todo lo que lo perjudica es bueno para el alma, y viceversa.
Las relaciones naturales entre marido y mujer fueron establecidas por Dios mismo
en el Edén, antes de que el pecado entrara en el mundo (Gén. 1:27, 28). Fueron creadas
para bendición de la raza humana. Las Escrituras advierten contra la perversión del sexo,
pero siempre presentan la expresión correcta y lícita de la relación sexual en una luz
positiva, como algo sublime, agradable a Dios. Pero después de que el concepto platónico
de la materia empezó a entrar en la iglesia, surgió la enseñanza de que lo sexual, como
algo que corresponde al cuerpo, es sucio y vergonzoso. Inclusive, decían que el fruto que
comió Eva en el Edén no fue un fruto en realidad, sino que su pecado fue la participación
con su esposo en el acto sexual. Decían también, que el sumo bien consiste en no dar
expresión nunca a estos instintos naturales creados y bendecidos por Dios.
San Pedro era un hombre casado (ver Mat. 8:14) y a veces viajaba acompañado de
su esposa en la obra de predicar el evangelio (1 Cor. 9:5). San Pablo, por su parte, dejó
instrucciones acerca de la esposa y los hijos de los obispos (1 Tim. 3:24). Pero cuando el
concepto platónico entró, la iglesia comenzó a imponer rigurosamente el celibato al clero.
A miles de dirigentes religiosos les ordenó abandonar a sus esposas e hijos para no
participar más en esta clase de "contaminación".
Un concepto pervertido de Dios
Podemos citar también otros conceptos de origen pagano que lograron infiltrarse
en la iglesia cristiana a raíz de esta enseñanza gnóstica y platónica de la naturaleza del
hombre. Uno de éstos fue un concepto pervertido acerca de la naturaleza de Dios.
Los paganos consideraban que sus dioses eran parecidos a ellos mismos, sólo que
un poco más grandes. Por lo tanto, no les parecía correcta la idea de que había un solo
Dios, pues no podían imaginar que uno bastaba para atender todos los asuntos de miles
de seres humanos en la tierra. Por esto, inventaron muchos dioses para cuidar de los
múltiples intereses de la humanidad. El mundo grecorromano tenía un dios asignado para
cada causa: había uno que cuidaba a los marineros, mientras otros velaban por los
agricultores, los comerciantes, las mujeres en el parto y los artesanos de cada gremio y