Page 48 - Vengo en Breve1

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Fueron muy importantes los avances logrados por los reformadores en estas áreas,
pero hay que citar otro punto de avanzada que fue mucho más importante que todos
ellos: Después de catorce siglos de olvido, los reformadores presentaron nuevamente
ante la atención del mundo una enseñanza bíblica que ellos llamaron "Justificación por la
fe".
Una verdad rescatada
La justificación es simplemente perdón, absolución; es, pues, la gracia que nos
hace amigos de Dios.
AI decir que la justificación es por fe, los reformadores querían decir que el
creyente la recibe cuando acepta simplemente el perdón ofrecido, que la recibe al
depositar fe en el sacrificio de Cristo.
La salvación es para "todo aquel que en él cree" (Juan 3:16). No es necesario ni es
posible pagar su precio: ni con dinero, ni con ayunos, ni maltratando nuestro cuerpo, ni
con actos de caridad, ni con ninguna otra clase de actos buenos.
Algunas personas inconscientemente habían insinuado que el sacrificio de Cristo
fue insuficiente para salvarnos. Esto lo hacían al enseñar que ellos tenían que sumar algo
de sus propias obras al sacrificio del Hijo unigénito de Dios para obtener la salvación.
Los reformadores comprendieron que la obediencia y la fidelidad del creyente no
son más que una respuesta de amor mediante la cual el cristiano expresa a Dios su
gratitud por el don de la salvación que ya ha recibido, y que las buenas obras de ninguna
manera constituyen un pago por algo que el cristiano espera recibir algún día en el futuro.
Así que, muy por encima de la liberación política y eclesiástica que trajo la Reforma
a los creyentes, estaba la liberación producida por la doctrina de "la justificación por la
fe".
Lo que nadie puede quitar
Posiblemente no sea totalmente clara la manera en que esta doctrina puede
efectuar una liberación tan grande. Para entender esto, hay que recordar que la esclavitud
existe cuando un hombre puede ejercer dominio absoluto sobre otro. La doctrina de la
justificación por las obras produjo precisamente esta clase de dominio.
¿Por qué? Porque los dirigentes religiosos se reservaron el derecho de
pronunciarse sobre el valor de las distintas obras. En consecuencia, ellos tenían el derecho
tanto de otorgar la salvación como de retenerla. Esto colocó un poder tremendo en sus
manos, pues ellos podían aparentemente cerrar las puertas del cielo ante un individuo o
bien ante toda una comarca.