El sello del Dios vivo
¿Cuál es el significado del “sello de nuestro Dios” que recibirán los fieles? Significa
dos cosas muy importantes:
1. Un sello significa que lo sellado no será revocado ni modificado (ver líster 8:8).
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El sello no modifica un documento, sino que confirma su contenido, Así, el sello de
Dios no produce una situación nueva en la vida del sellado, sino que afirma, y al mismo
tiempo, confirma su fe, su lealtad y su amor. La palabra “sello” se emplea en el Nuevo
Testamento como sinónimo de “confirmación” (ver, por ejemplo, 1 Cor. 9:2; Rom. 4:11).
De los sellados se dice: El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea
inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo,
santifíquese todavía” (Apoc. 22:11). En otras palabras, los sellados por Dios ya no se apar-
tarán del camino de verdad y rectitud. Son los que “siguen al Cordero por dondequiera
que va” (Apoc. 14:4). Y el Cordero los conduce a alturas cada vez más sublimes. A través
de la vida y de la eternidad, seguirán creciendo en conocimiento, en amor a Dios y en
santidad. Así cumplen el mandato divino: "El que es santo, santifíquese todavía”.
Un sello significa también conocimiento de propiedad. “Pero el fundamento de
Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos” (2 Tim. 2:1).
El proceso de sellamiento o confirmación de un hijo de Dios que se menciona aquí,
empieza en el momento de la conversión, cuando el creyente es bautizado por el Espíritu
Santo (2 Cor. 1:22; Efe. 1:13 y 4:30). Esta experiencia en sí constituye un tipo de
sellamiento. El apóstol Pablo lo llama las arras de la confirmación final (Efe. 1:13,14).
Para los hombres y mujeres de los siglos pasados, el sellamiento final ocurría a la
hora de su muerte, pues el Señor Jesús indicó que después de morir nadie tiene la
oportunidad ya de cambiar su decisión acerca de la vida eterna (Luc. 16:26).
Pero esta profecía de Apocalipsis 7 indica que antes de la segunda venida de Cristo
habrá una obra especial de sellamiento para los vivos. Al finalizar la primera fase del juicio,
cuando se haya demostrado la justicia de Dios en su trato para con cada ser humano, el
Señor va a revelar al universo quiénes son los suyos, “los que antes conoció” (Rom. 8:29).
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Esto lo hace colocando sobre ellos su marca de propiedad, una señal que será
visible sólo para los ojos de los ángeles. Esta marca es el “sello de Dios”.
Los 144 mil
Y oí el número de los sellados: Ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las
tribus de los hijos de Israel
(vers. 4).