En Inglaterra, los anglos y sajones, que habían entrado en el imperio como paganos, se
convirtieron en católicos romanos alrededor del año 600 d. C. Los francos, que entraron como
paganos en la actual Francia, se convirtieron en católicos romanos antes del año 500 d. C.
Los alamanes entraron en Alemania siendo paganos, y se hicieron católicos romanos
aproximadamente al mismo tiempo que los francos. Los burgundios entraron en Suiza y la
Francia burgundia (el valle del Ródano) como arrianos cristianos, y aceptaron el catolicismo
romano alrededor del año 520 d. C. Los lombardos entraron en el norte de Italia siendo
paganos, y se convirtieron en católicos romanos alrededor del año 600 d. C. Los suevos, una
rama de la tribu germánica que dio su nombre a Suabia en Alemania, entraron en Portugal
siendo cristianos, y se convirtieron al catolicismo romano alrededor del año 575 d. C. Los
visigodos también entraron en España como arrianos, y se volvieron católicos romanos poco
más o menos en ese mismo tiempo. Las tres principales tribus que desaparecieron fueron:
los hérulo-rugios, en Roma, en los días de Odarco; los ostrogodos los reemplazaron, y
también desaparecieron de Italia alrededor del año 554 d. C.; y los vándalos arrianos del
norte del África, que fueron destruidos en el año 534. Cada una de estas tres tribus resistió
al catolicismo romano, y cada una fue destruida como nación.
El arrianismo.-
La herejía arriana (ver t. V, p. 892; com. Dan. 7:8) fue un problema para el catolicismo
romano y el papado más en el nivel político-eclesiástico que en el espiritual y teológico. Los
arrianos declaraban que tenían sólo un Dios, el Padre, y aceptaban a Jesús como a un ser
creado, que había pasado a ser divino. Esta enseñanza era presentada como mucho más
simple que el trinitarismo, y por eso las tribus paganas germánicas habían aceptado más
fácilmente el arrianismo. (Los aspectos teológicos del arrianismo son tratados en la sección
IV).
Sin embargo, la rama arriana del cristianismo nunca perfeccionó una organización
eclesiástica completa, como lo hizo el catolicismo romano en la jerarquía papal, y parece
haberle faltado la agresividad misionera de la Iglesia Católica Romana de los siglos IV, V y
VI. El catolicismo romano sufrió sus máximas dificultades con la agresiva herejía arriana
cuando ocuparon el trono los hijos de Constantino, uno de los cuales era arriano. Esto
sucedió a mediados del siglo IV, cuando, en una ocasión, un obispo de Roma en realidad fue
inducido a aprobar la enseñanza arriana. El arrianismo continuó con más empuje en el
Oriente, y debilitó por un tiempo a la Iglesia Griega Ortodoxa.
Cesaropapismo griego ortodoxo.-
A diferencia de la iglesia de Occidente (Roma), la Iglesia Católica de habla griega, que más
tarde se llamó Iglesia Griega Ortodoxa, se debilitó por su lucha contra el arrianismo y por una
cantidad de graves controversias teológicas que no perturbaron particularmente al Occidente
(ver pp. 30-3 l). Otra dificultad que experimentó la Iglesia Griega surgió de sus relaciones
con los emperadores romanos de Oriente, con sede en Constantinopla. El gobierno imperial
del Oriente por lo general dominó a la Iglesia Griega Ortodoxa. Aunque muchos de los
emperadores orientales fueron débiles, la iglesia nunca pudo desarrollar sus actividades
independientemente del gobierno, sino que existió dentro de una relación con el Estado que
ha sido llamada cesaropapismo (o cesarismo). Este vocablo describe una íntima unión de la
iglesia y el Estado, en la cual el emperador 26 tiene una gran influencia en los asuntos
eclesiásticos. La sucesión de emperadores no fue seriamente interrumpida en el Oriente
como lo fue en el Occidente, y el patriarca de Constantinopla nunca pudo alcanzar el nivel del
poder que logró el papa en el Occidente. Otro elemento divisivo consistió en que la ortodoxia
oriental siempre reconoció a varios patriarcas, iguales en jerarquía, y así privó al patriarca de
Constantinopla de un completo poder eclesiástico.