Página 203 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "Señor y Dios nuestro" (BJ, BA, BC). Los
que sostienen el punto de vista de que los 24 ancianos son seres humanos, destacan que el
título
kúrios
"Señor", que usan los ancianos y no los cuatro seres vivientes, puede tener
importancia, porque
kúrios
es el equivalente griego del Heb.
Yahvéh,
el nombre divino con el
cual Dios se reveló a su pueblo (Exo. 6:2-3). Este título, afirman, es particularmente
adecuado para las alabanzas de los hombres. Ver t. I, pp. 180-181.
Digno.
Dios es "digno" de recibir alabanzas de sus criaturas porque les ha dado la vida y todo lo que
poseen: las ha hecho lo que son.
Por tu voluntad.
A Dios le agradó traer a la existencia al universo y dar vida a sus criaturas. Vio que era
bueno hacerlo. No había nada deseable, según él, en estar solo en un universo vacío. Le
pareció muy bueno que el universo estuviera poblado por seres inteligentes, capaces de
apreciar y reflejar su amor infinito y carácter perfecto. Este fue su propósito al crearlos.
Existen y fueron creadas.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "eran y fueron creadas". Con "eran" Juan se
refiere sin duda a la existencia del universo después de que Dios lo creó. Dios creó todas las
cosas y ahora las sustenta (ver com. Col. 1: 17).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
2-3 PP 97
3 DTG 455; Ed 1 10; 2JT 555; 3JT 213; PR
274- TM 157
5 CS 467; HR 395; PP 370
8 CM 308; CS 703; HR 432; PE 116, 287
10 HAd 493; MeM 363; PE 190, 288, 295
11 CS 490; PR 51 786
CAPÍTULO 5
1
El libro sellado con siete sellos,
9
que solo el Cordero que fue inmolado es digno de abrir.
12
Por eso lo alaban los ancianos.,
9
y confiesan que él lo a redimió con su sangre.
1 Y VI en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por
fuera, sellado con siete sellos.
2 Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar
sus sellos?
3 Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun
mirarlo.
4 Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de
leerlo, ni de mirarlo.