Página 267 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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En el AT la verdadera iglesia se simboliza algunas veces por medio de una mujer (Isa. 54:
5-6; Jer. 6: 2). Cuando la iglesia apostató, fue comparada con una mujer corrompida (Jer. 3:
20; Eze. 23: 24). Los mismos símbolos aparecen en el NT (2 Con 11: 2; Efe. 5: 25-32; Apoc.
17: 1-3).
En Apoc. 12 la mujer representa a la verdadera iglesia. Esta mujer, que está por dar a luz a
Cristo (vers. 2, 4-5) y es perseguida después de la ascensión de Cristo (vers. 5, 13-17),
representa a la iglesia tanto del AT como del NT. Cf. Hech. 7: 38.
Vestida del sol.
Esta luz puede considerarse como una representación de la gloria de Dios, especialmente
como se revela en el Evangelio; pero la mujer que representa a la iglesia falsa es descrita,
por contraste, como ataviada con ropas escandalosas y con una copa llena de
abominaciones (cap. 17: 4).
La luna.
Este símbolo es interpretado por muchos comentadores como un símbolo del sistema de ritos
y sombras de los tiempos del AT, los cuales fueron eclipsados por la revelación más plena
que llegó por medio de Cristo. La ley ceremonial, que fue cumplida en la vida y la muerte de
Cristo, bien podía ser representada por la luna, que brilla con luz que refleja del sol.
Corona.
Gr.
stéfanos
, una corona de vencedor (ver com. Mat. 27: 29; Apoc. 2: 10), no
diád
'
ma
, una
corona real (ver com. "diademas", cap. 12: 3).
Doce estrellas.
Los comentadores han aplicado en general este símbolo a los 12 patriarcas a los 12
apóstoles, o a ambos. Puesto que el énfasis principal del cap. 12 es sobre la iglesia del NT,
sin duda debe referirse a los 12 apóstoles; pero el cuadro de las 12 tribus también continúa al
mismo tiempo en la iglesia del NT (ver com. Apoc. 7: 4).
2.
Encinta.
Se presenta a la iglesia en el tiempo en que estaba por nacer el Mesías. Algunos ven una
referencia a Isa. 7: 14. En cuanto a la figura de una mujer en estado de gravidez, ver Isa. 26:
17; 66: 7-8.
3.
Señal.
Gr.
s
'
méion
(ver com. vers. 1).
Dragón escarlata.
Este símbolo o poder se identifica en el vers. 9 como "la serpiente antigua, que se llama
diablo y Satanás". Este símbolo representa a Satanás actuando por medio de la Roma
pagana, el poder que gobernaba el mundo cuando Jesús nació (ver com. vers. 4; cf. CS 491).
El dragón se describe como de color "escarlata", probablemente porque en toda su relación
con la iglesia de Dios aparece como perseguidor y destructor de ella. Su propósito ha sido el
de destruir a los hijos del Altísimo.