Los valdenses tenían "barbas" o pastores que atendían a las congregaciones y viajaban
como misioneros y supervisores. Celebraban la cena de la comunión en forma más sencilla
que la misa, y no creían en la doctrina de la transubstanciación. Eran conocidos por su fe en
la Biblia como la Palabra de Dios, y distribuían copias manuscritas de ella en la lengua del
pueblo. Los valdenses rechazaban la invocación a María y a los santos, desaprobaban los
juramentos y la pena de muerte, e ignoraban la prohibición papal de que predicaran. Algunos
rechazaban la doctrina del purgatorio. Tampoco creían en los días santos de la iglesia,
aunque la mayor parte de ellos guardaban el domingo. Los valdenses saludaron con regocijo
los comienzos de la Reforma y unieron sus fuerzas con los protestantes de Francia y Suiza.
Esto produjo, por supuesto, la más terrible persecución de los gobernantes franceses e
italianos durante un siglo o más, hasta que finalmente les fue concedida la libertad religiosa
por el duque de Saboya en 1694. Los valdenses forman parte actualmente de la familia
presbiteriana de iglesias.
Hus y Jerónimo comenzaron a enseñar doctrinas de la Reforma en la ciudad morava de
Praga, en los últimos años del siglo XIV. Esta predicación les costó la vida, pero dio
comienzo al movimiento de reforma utraquista (comunión con ambas especies), al
movimiento taborista y a la
Unitas Fratrum
o Fraternidad bohemia, o Fraternidad checa.
Estos grupos estuvieron cerca de ganarse a todos los checos, moravos y eslovacos. Los
ejércitos imperiales lanzaron guerras contra ellos; pero no 42 pudieron extinguir el fuego
evangélico que habían iniciado. Los Países Bajos fueron despertados en el siglo XV, pues
los Hermanos de la Vida Común, un movimiento semimonástico de hombres de espíritu
contemplativo y pietista, comenzaron a hablar en una nueva forma de la fe y del Evangelio.
Todos estos movimientos, dentro o fuera de la iglesia popular, intentaban en diferentes
maneras restaurar el Evangelio típico del cristianismo. El combustible para la Reforma ya
estaba puesto. Ahora sólo faltaba que las chispas saltaran en el momento oportuno de una
personalidad escogida para que comenzara el incendio de un gran despertar espiritual. Las
mentes y las almas de la gente estaban esperando la liberación y el descanso que traería la
Reforma.
Bibliografía
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A History of Eastern Christianity.
New York: Millwood, 1980. Este reconocido
estudio de las iglesias ortodoxas no griegas fue escrito por un cristiano copto. Se incluye la
historia de los coptos, los maronitas, las iglesias de Antioquía, Armenia, el sur de India y
otras. La obra contiene numerosas referencias y una selecta bibliografía.
Bainton, Roland H.
The Medieval Church.
Princeton, New jersey: Van Nostrand, 1962.
Beet, William Ernest.
The Medieval Papacy and Other Essays.
Londres: C. H. Kelly, 1914.
The Cambridge Medieval History.
Editada por H. M. Gwatkin, J. P Whitney, y otros (8 t.). New
York: Cambridge University Press, 1987.
Coulton, G., ed.
Life in the Middle Ages.
Seleccionada, traducida y comentada por G. G.
Coulton. New York: The Macmillan Company, 193 l.
Deanesly, Margaret.
A History of the Medieval Church, 590-1500
. 9ª. ed. Londres: Methuen,
1969.
Flick, Alexander Clarence.
The Decline of the Medieval Church
(2 t.). New York: Burt
Franklin, 1967. La revisión de 1967 se basa en el original de 1930. Esta obra presenta un
detallado estudio de la iglesia medieval a partir del siglo XIII. Proporciona una mina de
información además de una amplia bibliografía.