Página 45 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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intérprete para el cristiano.
En 1520 Lutero defendió sus puntos de vista en una serie de tratados de la Reforma. Los
más conocidos de ellos son:
La alocución a la nobleza cristiana de la nación alemana
, en el
que advertía a los príncipes que los tiempos habían cambiado y que debían cooperar con el
nuevo movimiento de reforma si querían sobrevivir;
El cautiverio babilónico
, en el cual Lutero
desarrollaba el pensamiento de que el papado debía ser rechazado en su forma de culto y en
los sacramentos; y
La libertad del cristiano
, una exposición mística del hecho de que el
cristiano justificado por la fe, es libre, y sin embargo es siervo de Dios y sus hermanos.
En 1520 Lutero fue condenado debido a 41 errores que el Vaticano aseguraba que había
encontrado en sus escritos, y fue excomulgado por la bula papal
Exsurge, Domine
. Se le
concedieron los 60 días de rigor para que se sometiera antes de que el decreto se hiciera
efectivo; pero en vez de hacerlo, el 10 de diciembre de 1520, ante los profesores y alumnos
de la Universidad de Wittenberg, echó en el fuego la bula papal junto con algunos de los
escritos que habían apoyado la autoridad del papa, como las Decretales de Isidoro.
Lutero en Worms.-
En 1521, un año después de que fuera condenado por la iglesia, Lutero fue citado para que
se presentara ante la dieta imperial que Carlos V (1519-1556), el joven gobernante que
acababa de ser coronado emperador, había convocado para que examinara, entre otros
asuntos, la cuestión religiosa. El luteranismo se había convertido en un asunto importante en
Alemania, y como la principal preocupación del emperador era la unidad del imperio, era
obvio que la herejía era un grave peligro político y religioso. Lutero ya había sido
excomulgado por la iglesia, por lo tanto, el Estado tenía la responsabilidad de ocuparse de él
en el aspecto civil y político. Para entonces el luteranismo había ganado muchísimo la
simpatía del pueblo y también de los príncipes de los Estados alemanes. Cuando Lutero
supo que se lo emplazaba para que se presentara ante la dieta imperial en Worms, escribió:
"Responderé al emperador que si soy invitado sencillamente para que me retracte, no iré. Si
mi retractación es todo lo que se desea, puedo hacerlo perfectamente desde aquí mismo.
Pero si me está invitando para que yo muera, entonces iré sin vacilación. Espero que
ninguna persona, con la excepción de los papistas, manche sus manos con mi sangre. El
anticristo reina. Sea hecha la voluntad del 56 Señor" (Rolando H. Bainton,
Here I Stand
, p.
179).
Cuando Lutero se presentó ante la dieta el 17 de abril de 1521, se le hicieron dos preguntas:
(1) si los libros amontonados ante él eran suyos, y (2) si se retractaba de todos o de parte de
sus puntos de vista. Respondió afirmativamente a la primera pregunta, y en cuanto a la
segunda pidió tiempo para reflexionar. Al día siguiente dio una respuesta que reflejaba su
valor como cristiano: "Puesto que vuestra majestad y vuecencias deseáis una respuesta
sencilla, contestaré sin cuernos y sin dientes. Si no se me convence por las Escrituras y por
la clara razón, no acepto la autoridad de papas y concilios pues se han contradicho
mutuamente. Mi conciencia está sometida a la Palabra de Dios. No puedo retractarme de
ninguna cosa, ni lo haré, pues no es correcto ni seguro ir contra la conciencia. Dios me
ayude, amén" (
Id
., p. 185).
Fue un momento dramático. Ese sencillo monje y profesor universitario de origen campesino
arriesgó su vida desafiando la autoridad del Estado después de que la iglesia lo había
declarado hereje y lo había excomulgado. Martín Lutero estaba convencido por sobre todo
de que no podía hacer nada contra su propia conciencia de la cual estaba "cautivo". La
semilla de la libertad moderna estaba contenida en su acto de humilde obediencia a la voz de
su conciencia, y todo el protestantismo se somete junto con él sólo a las Escrituras y
reconoce la entrega plena de la voluntad a Cristo.