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¿Entiende lo que lee?
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El apóstol Pablo afirmó: “Pero el hombre natural no acepta las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede comprender, porque se
han de discernir espiritualmente” (1 Cor. 2:14).
Puesto que la Biblia no es producto de la mente humana, sino de la mente de
Dios y revelada por medio de su Espíritu (1 Cor. 2:12-13), requerir la ayuda del
Espíritu Santo para tratar de entender lo que las Escrituras significan, pero no para
entender lo que estas significaron al momento de escribirse (o viceversa) sería un
grave error. Por el contrario, a cada paso del proceso interpretativo, este libro
inspirado por el Espíritu sólo puede ser interpretado correctamente cuando la
iluminación del mismo actúa sobre la mente sincera de quien busca a Dios, y cuya
vida está siendo transformada por medio del mismo Espíritu (Juan 5:46-47; 7:17;
Sal. 119:33; 2 Crón. 20:20).
Tal actitud de sumisión no significa que como intérpretes debemos renunciar
al uso de nuestra razón y discernimiento; más bien, es la forma de asegurar que
dichas capacidades han de ser santificadas por medio del Espíritu Santo (Juan
14:26; 16:13, 14; 1 Juan 2:27).
Por lo tanto, una de las mejores formas en las que podemos mostrar tal
sumisión es orar antes de leer las Escrituras, a fin de pedir tanto la dirección divina,
así como nuestra disposición a reconocer y someternos a las enseñanzas de la
Palabra de Dios:
Cuandoquiera que los hombres no traten de estar en armonía con Dios en sus palabras y
acciones, por sabios que sean están expuestos a errar en su comprensión de la Escritura, y
es peligroso confiar en sus explicaciones. Cuando tratamos verdaderamente de hacer la
voluntad de Dios, el Espíritu Santo toma los preceptos de su Palabra, hace de ellos los
principios de la vida y los escribe en las tablas del alma. Son únicamente los que siguen la
luz ya dada quienes pueden esperar recibir mayor iluminación de parte del Espíritu (
Joyas de
los Testimonios,
2: 310).
Pedir al mismo Espíritu que inspiró la Biblia que ilumine y moldee nuestros
pensamientos definitivamente no es algo que pueda obviarse a la hora emprender
la tarea de interpretar con fidelidad su contenido.
Recuerde que la revelación es progresiva