¿Entiende lo que lee?
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determinado. Dicha palabra proviene del vocablo griego
jermeneuein,
que significa:
“explicar”, “interpretar” o “traducir”. Por lo que no es casualidad que uno de los
derivados de este término (
diermeneusen
) sea precisamente el que resume la
magistral interpretación de las Escrituras que Cristo ofreciera a sus discípulos,
camino a Emaús: “Y comenzando desde Moisés y todos los Profetas, les
interpretaba
en todas las Escrituras lo que decían de él (Luc. 24:27; RV89; vea
también Mat. 1:23; Mar. 5:41; Juan 1:42 y 1 Cor. 12:10).
Vista así, la hermenéutica es entonces algo que, como estudiantes serios de
la Palabra de Dios, en algún momento ya hemos implementado al intentar explicar
un pasaje o porción bíblica. Pero también es una tarea que, ante todo, debiéramos
practicar siguiendo los lineamientos ejemplificados por Cristo mismo.
¿Y la
exégesis?
Otro término estrechamente relacionado con el anterior, es el de
exégesis
.
Concepto que, en el contexto del estudio cuidadoso de la Biblia, puede definirse
como “narración” o “explicación”. Utilizada mayormente como verbo, esta palabra
también aparece varias veces en el Nuevo Testamento, entre las cuales destaca
nuevamente el capítulo 24 de Lucas: “Entonces ellos
contaron
las cosas que les
habían acontecido en el camino, y cómo se había dado a conocer a ellos al partir el
pan” (Luc. 24:35; compare con Juan 1:18; Hech. 10:8; 15:12, 14 y 21:19).
Dada la evidente relación entre la hermenéutica y la exegesis, en ocasiones
estas palabras se utilizan de manera intercambiable, es decir, como sinónimos. No
obstante, para fines de nuestro estudio, consideraremos estos dos conceptos de
manera independiente. Mientras que la hermenéutica bíblica tiene que ver con
los
principios y el método
de interpretar la Biblia, la exégesis la distinguiremos por ser
la
práctica o el ejercicio
de los principios hermenéuticos, esto es,
la aplicación
de
dichos principios a un pasaje determinado de la Biblia.
Por lo tanto, la exégesis y la hermenéutica bíblica comparten un objetivo
primario y en común, a saber, el de explicar tan claramente como sea posible lo
que el escritor bíblico quiso decir cuando escribió un texto, a fin de comprender su
significado más profundo y, de esa forma, capacitar al intérprete para transmitir y