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Tal es la razón por la que estas profecías contienen innumerables llamados al
arrepentimiento, así como constantes advertencias acerca del juicio divino, visibles
muestras de la naturaleza condicional de este tipo de predicciones.
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Y si bien el énfasis primario de este género profético está en los eventos
locales (a veces nacionales) y contemporáneos al profeta que los presentó, estas
profecías saltan, a menudo, de la descripción de una crisis local, a la descripción de
los eventos del tiempo del fin en el conocido marco del “día del Señor”. Tal es el caso
de la conocida descripción del ataque literal de langostas (registrada en Joel 1-2), la
cual da paso inmediatamente al juicio universal del fin del tiempo (Joel 3):
Multitudes, multitudes están en el valle de la decisión, porque está cercano el día de Jehová
en el valle de la decisión. El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su
resplandor. Y Jehová rugirá desde Sión, y dará su voz desde Jerusalén, y temblarán los cielos
y la tierra; pero Jehová será la esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel
(Joel 3: 14-16).
En congruencia con el modesto uso que hacen de los símbolos, estas
profecías hacen referencia a periodos de tiempo literales y de una extensión distinta a
los que aparecen en la profecía apocalíptica. De ahí que, a diferencia de los periodos
usados en Daniel y Apocalipsis (“1260 días”, “2300 días”, etc.) la profecía general se
refiera a sus periodos en cantidades mayores, tal como en el caso de los “70 años”
del cautiverio babilónico (Jer. 25:12).
De manera especial debe notarse que, siendo que estos mensajes aludían al
propósito final que Dios tenía para su pueblo, pese a la negligencia de Israel, el
cumplimiento de estas profecías se dio esencialmente en el auténtico y único fiel
representante del reino de Dios en esta tierra: Cristo:
Porque todas las promesas de Dios son “sí” en él
. Por eso decimos “amén” en él, para gloria
de Dios (2 Cor. 1:20; vea, también, Rom. 1:1-6).
Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios
(Mat. 12:28).
A semejante forma de cumplimiento se le conoce entonces como etapa o
cumplimiento Cristológico. Cual fiel remanente de la estirpe judía (Gál. 3:16-19),
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Debe aclararse, sin embargo, que las promesas referentes a la venida del Mesías no son de
naturaleza condicional, salvo en la respuesta (y sus resultados) que el pueblo de Israel daría a tal
acontecimiento (vea Dan. 9:25-27 y Gál. 4:4).