¿Entiende lo que lee?
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narración)?
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Asegurarse de ello no solo es vital a la hora de interpretar un texto, sino
que también le facilitará presentar un mensaje o idea completa en su sermón. Puesto
que el contenido de un buen sermón no nace de la nada, sino que provendrá de un
conjunto de pensamientos e ideas originalmente bien hiladas en la mente del autor
bíblico, debemos procurar que nuestra exposición se halle en justa congruencia con la
intención original de dicho autor.
Un buen estudioso y expositor de la Palabra de Dios, por lo tanto, ha de
recorrer un camino de ida y vuelta, a fin de comprender lo que las palabras de su
pasaje significaron originalmente al escribirse, para después (y sólo después de esto)
aplicarlas y hacerlas relevantes a nuestros días. Asimismo, recuerde que no sólo
importa
qué
dice su texto, sino también
cómo
lo dice. Pasar por alto esto en su
exposición de las Escrituras, olvidando que en ellas existen géneros literarios de
distinta naturaleza, equivaldría a echar por la borda mucho de lo que usted investigó y
encontró acerca de un texto determinado, así como de lo que leyó en este libro.
Encuentre la idea principal o clave de su pasaje
Predicar lo que ha encontrado en su exégesis sin tomar esto en cuenta
probablemente hará sus sermones áridos y poco interesantes para la mayoría de sus
oyentes. Las complejidades de la gramática, la historia de la interpretación de un
pasaje y nuestro interés por los idiomas bíblicos no han de ser un fin, sino un medio
sabiamente utilizado, una forma más efectiva de acercarnos al significado del texto
que nos lleve a detectar el tema más importante del mismo.
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En ocasiones, dicho tema aparecerá en la declaración o el versículo más
significativo de nuestro pasaje, pero en otros casos se desprenderá (y habrá que
buscarlo) del texto mismo en conjunto. Al indagar por la idea principal, o lo que podría
denominarse la idea central de su pasaje, tenga cuidado entonces de no imponer sus
propias ideas al texto. Hacer esto último no sólo iría contra la metodología de la cual
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Si necesita hacerlo, repase los capítulos 4 y 5.
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Pese a que no se espera que un sermón parezca una exegesis, o que una exégesis sea una
especie de sermón gigante, un buen sermón siempre debiera estar basado en una buena exegesis.
Pensar que la interpretación profunda de la Biblia debe relegarse al estudio de pasajes difíciles de
entender o controversiales, por lo tanto, no es algo acertado.