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¿Entiende lo que lee?
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Haga un buen cierre
No olvide que todo buen sermón debe cerrar con un llamado o apelación.
Procure que dichas apelaciones no sean meros ejercicios mentales, sino detonadores
de decisiones genuinas y prácticas que se manifiesten con acciones específicas en la
vida cotidiana. Después de todo, el verdadero aprendizaje implica un cambio en la
conducta, no lo olvide.
Finalmente (y según algunos especialistas, sólo después de esto), idee la
introducción más atractiva y adecuada para su sermón. En efecto, un buen
constructor no coloca la puerta, sino hasta que toda la casa está construida. El tiempo
que invierta en esta tarea será también de la mayor importancia.
3
¡Ánimo! El Señor está ansioso por utilizarlo poderosamente en la presentación
de su Palabra. ¿Cree que pueda haber una mejor motivación para decidir estudiar con
detenimiento y profundidad la Palabra de Dios? Que al seguir intentándolo, tanto
usted como yo, podamos responder afirmativamente la pregunta: “¿Entiendes lo que
lees?”
Practique lo aprendido
1. Elabore la conclusión y la introducción que usaría para predicar el ejemplo de
Levítico 16 presentado arriba.
2. Tomando en cuenta el análisis de Filipenses 2:5-11 que aparece en el capítulo 4,
aunado a su propio estudio, prepare el bosquejo de un sermón que podría
desprenderse de dicho pasaje.
3
Acerca de cómo elaborar una buena introducción y, en general, elaborar un buen sermón le
recomiendo, como un inicio, consultar las siguientes obras: H. M. S, Richards.
Apacienta mis ovejas
.
Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2008; Alex Montoya.
Predicando con pasión
. Grand
Rapids: Editorial Portavoz, 2003; José Santander Franco.
Introducción a la predicación bíblica
. Grand
Rapids: Libros Desafío, 2008; Albert N. Martin.
¿Qué
está
fallando con la predicación de hoy?
Graham,
NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2002; Kittim Silva.
Manual práctico de homilética
. Miami: Editorial
Unilit, 1995.