Página 44 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Viven en nuestra tierra quienes han pasado de los noventa años de edad. En su debilidad se
ve el resultado natural de la vejez; pero creen en Dios, y Dios los ama. El sello de Dios está
sobre ellos, y estarán en el número de quienes ha dicho el Señor: "Bienaventurados . . . los
muertos que mueren en el Señor". Con Pablo pueden decir: "He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia,
la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que
aman su venida". Hay muchos cuyas cabezas encanecidas Dios honra, porque han peleado
la buena batalla y guardado la fe (Carta 207, 1899).
CAPÍTULO 15
2-3 (Exo. 15: 1-19; Deut. 31: 30 a 32: 44; Isa. 26: 2).
El himno final de victoria.-
¡Qué canto será aquel cuando los rescatados del Señor se encuentren en las puertas de la
Santa Ciudad, que girarán sobre sus resplandecientes goznes, y las gentes que hayan
guardado su Palabra -sus mandamientos- entrarán en la ciudad, cuando la corona del
vencedor sea colocada sobre la cabeza de cada uno y sean puestas arpas de oro en sus
manos! Todo el cielo resonará con preciosa música y cantos de alabanza al Cordero.
¡Salvados, eternamente salvados en el reino de la gloría! Tener una vida que se mide con la
vida de Dios: esa es la recompensa (MS 92, 1908).
CAPÍTULO 16
1-21 (cap. 6: 13-17; Sal. 46: 1-3; Mat. 24: 7).
Juan presenció los terrores de los últimos días.-
Juan . . . fue testigo de las terribles escenas que acontecerán como señales de la venida de
Cristo. Vio ejércitos que se reunían para la batalla y el corazón de los hombres
desfalleciendo de temor. Vio la tierra sacudida de su lugar, las montañas trasladadas al
medio del mar, sus olas rugiendo y agitadas, y las montañas sacudidas por la turbulencia del
mar. Vio cuando se abrían las copas de la ira de Dios, y la peste, el hambre y la muerte que
sobrevenían a los habitantes de la tierra (RH 11- 1- 1887).
13-16 (cap. 13: 13-14; 17: 13-14; 19: 11-16; ver EGW com. cap. 7: 1-3).
Pronto se peleará la batalla del Armagedón.-
En nuestro mundo hay sólo dos bandos: los que son leales a Dios y los que están bajo la
bandera del príncipe de las tinieblas. Satanás y sus ángeles descenderán con poder y
señales y falsos prodigios para engañar a los que moran en la tierra y, de ser posible, a los
mismos escogidos. La crisis está muy cerca de nosotros. ¿Deben paralizarse las energías de
los que tienen un conocimiento de la verdad? La influencia de los poderes del engaño, ¿es
tan abarcante que supera la influencia de la verdad?
Pronto se peleará la batalla del Armagedón. Aquel sobre cuya vestidura está escrito el
nombre "Rey de reyes y Señor de señores", conduce a las huestes celestiales montadas en
caballos blancos, vestidos de lino fino, limpio y blanco (MS 172, 1899).
Toda forma de mal se lanza[rá] a una intensa actividad. Malos ángeles unen su poder con
hombres impíos, y como han estado en conflicto constante y son experimentados en las
mejores artes de engañar y de combatir, y como se han fortalecido durante siglos, no se