Respeto a la autoridad
de su ser como pueblo. Pero también reconocieron su derecho a ejercer
poder sobre la vida de ellos porque vieron claramente el propósito
sanador, auxiliador y salvador que tenía su poder. Usó su poder sobre
ellos para sanar, nunca para demandar. Curó sus enfermedades y nunca
pidió nada de ellos. Afirmaba ser Señor, pero usaba su señorío para
librarlos. Afirmaba ser Maestro, pero conducía a la gente a la libertad.
En pocas palabras, su autoridad fue la autoridad de un
siervo.
En
palabras de Pablo, se despojó a sí mismo de la autoridad unilateral
que tenía simplemente en virtud de su divinidad, y se hizo siervo (Fil.
21-5). Aquí estaba su secreto. Fue creíble en su magnifícente afirmación
porque usó el poder para servir a la gente sin esclavizarla.
Richard Sennett concluye su espléndida obra acerca de la autoridad
diciendo: "Pedir que el poder sea formativo y restringido es irreal; al
menos, esa es la versión de la realidad que nuestra historia nos ha
inculcado."14 Sin embargo, agrega, tenemos que "imaginar" que la
autoridad del siervo es real; tenemos que mantener vivo, como un
ideal, el mito de la "autoridad-servicio". El evangelio ofrece a Jesús
como ese ideal verdadero de autoridad que usa el poder para servir.
Su poder nos nutre y, nutridos, le acreditamos su autoridad.
Basados en Jesús podemos trazar algunas guías tentativas para
pensar en la autoridad que los padres tienen para liderar, enseñar y
dirigir a sus hijos.
1. La autoridad es la unión entre la legitimidad y el poder; el derecho
de usar poder para ejercer influencia sobre la gente, inclusive para
gobernar sobre ellos, le da a una persona lo que llamamos autoridad.
2. La autoridad de una persona tiene que ser aceptada por la gente
a la que pretende guiar; nadie puede funcionar como una autoridad
si la gente no está dispuesta a confiar en él.
3. Las personas sólo tienen genuina autoridad cuando usan su
p o d e r sob re o tras p e rson a s p a ra condu c ir la s a un a l ib e r tad
responsable.
Por lo tanto, vemos que la autoridad es una realidad que sólo existe
en una relación donde tanto el que lleva la autoridad como el que
sigue la autoridad están activos. Las personas no tienen una autoridad
verdadera a menos que se pueda confiar y creer en ellas; y nadie merece
esta confianza a menos que ayude a liberar a otras personas.
C. La autoridad de los padres
Derivada de la familia
¿Por qué un adulto que concibe y da luz a un ser humano tiene el
derecho de dirigir y formar la vida de ese hijo? ¿Será porque la