Versión de HTML Básico
C. Deberes en conflicto: el hijo que envejece
y los padres ancianos
Franco Stover ha fallecido dejando a Matilde, su esposa de 84
años, sola y temerosa de lo que pasará con su futuro. Aunque Matilde
está mostrando algunas señales de su edad, y aunque ha quedado
levemente discapacitada por un accidente de cadera que tuvo hace
algunos años, con ayuda de un bastón todavía se mueve bien en la
casa. Le aterra el pensamiento de vivir en un hogar de ancianos. En
la c iudad hay sólo un lugar bien adm in istrado pero monótono,
sostenido por la iglesia presbiteriana. Su hijo Alfredo siente que,
como cristiano, debe honrar a su madre teniéndola con su familia.
Alfredo es vendedor de pinturas. Dos o tres días por semana está
fuera de casa; gana lo suficiente para tener las comodidades de la
clase media. Tiene 54 años de edad y dos años atrás sufrió un ataque
al corazón. La esposa, Verónica, cavila nerviosamente acerca de la
condición cardíaca de Alfredo. Ahora teme que muera dejándola
viuda con su suegra Matilde, también viuda. Además, todavía hay
dos chicos en casa. Darío, de 18 años, es discapacitado mental y
probablemente quede indefinidamente en casa. María, de 20 años,
trabaja en la sucursal local del Banco Unido. Darío quiere que su
abuela esté en casa; María piensa que ello sería una injusticia hacia
su madre.
Un fuerte sentido ético le hace pensar a Alfredo que Dios espera
que tenga a la madre consigo; de todos modos piensa que nunca se
p e rdon a r ía a sí m ismo, si la obliga a vivir en una instituc ión
geriátrica. Y como nunca pudo satisfacer totalmente las expectativas
maternales, esta sería una manera de compensar sus propias faltas.
En caso de necesidad, ella le daría una mano a Verónica en la casa;
y, sencillamente, tend rán que llegar a un acuerdo, de la misma
manera que si la madre de ella necesitara un hogar.
El sen tido ético de Verónica va en otra dirección. Siente que
Alfredo estaría éticamente equivocado si la carga con el cuidado de
su madre m ientras él está buena parte de la semana fuera de la
casa. Si la Biblia le dice a Alfredo que honre a su madre, la Biblia
también le dice que ame a su esposa.
Ciertamente, no existe una regla ética que requiera que todos los
hijos compartan su hogar con los padres ancianos. La familia en la
que conviven tres generaciones no es algo realista para la época de
los condominios, y menos en una cultura que presupone que ambos
padres trabajan fuera de casa y que los hijos dejan el hogar a los 20
años. El patriarca hebreo del Antiguo Testamento tenía un pequeño
Moralidad y nada más
I ()(>