en 1844, y que el error que cometieron no se debió a que ellos
no habían estudiado con
cuidado la
Biblia. Tampoco se debió a que ignoraban principios razonables de interpretación
bíblica. Muy al contrario, en lo que parecía un error, se revela un propósito divino.
Esta interpretación de los siete truenos encuentra apoyo en las Palabras que se escuchan
cuando el ángel empieza a hablar:
el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el
que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las
cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que
en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios
se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas (vers. 5-7). (138)
Éste es un mensaje que aparentemente tiene un significado, pero que en realidad, tiene
otro. Con un juramento solemnísimo, el ángel proclama: “El tiempo no será más”. Aparentemente
está anunciando el fin del mundo, pero en realidad no significa eso porque enseguida se aclara
que los eventos de la séptima trompeta están todavía en el futuro.
¿Qué es ese “misterio de Dios”? El término no se menciona en otra parte de la Biblia, pero
el apóstol Pablo se refiere a su antónimo, el “misterio de la iniquidad” (2 Tes. 2:7), y aplica el
término a la consumación del mal, la realización de los propósitos de Satanás en la Iglesia. De ahí
que el “misterio de Dios” debe significar el triunfo del bien y la realización de los propósitos de
Dios en el mundo. El ángel poderoso dice que dicha realización se verá bajo la séptima trompeta,
la cual quedaba todavía en el futuro en el momento señalado en esta profecía. Al estudiar acerca
de la séptima trompeta en el capítulo 11, veremos más acerca de la naturaleza de estos eventos.
El fin de la demora
El ángel dice que el tiempo no será más. Si éste no es un anuncio del fin del mundo, ¿qué
es? ¿En qué sentido puede haber un fin del tiempo antes del fin del mundo?
Cuando los cristianos de Tesalónica leyeron la carta de Pablo acerca de la segunda venida
de Cristo (l Tes. 4:13-18), alegremente hicieron planes para un traslado inmediato al cielo. Cuando
el apóstol Pablo lo supo, les escribió nuevamente para aclarar que este evento no podía suceder
todavía. Les dijo que aún no se había cumplido la profecía de la gran apostasía, y mientras esta
profecía permanecía sin cumplir, Cristo no volvería (2 Tes. 2:2-10).
De la misma manera, en la profecía del quinto sello los mártires oran con profundo
anhelo: “¿Hasta cuándo, Señor justo y verdadero, esperarás para juzgar y vengar nuestra sangre
de los que moran en la tierra?” Ellos querían que se realizara sin más demora el juicio para que los
vindicara y vengara sus sufrimientos. (139)
Pero se les dijo que lo que ellos anhelaban no podía realizarse todavía. Aún no había
terminado el tiempo de la gran apostasía, y mientras este tiempo no se terminara, no sólo era
imposible que empezara el juicio, sino que debían hallar la muerte otros mártires más (Apoc.
6:10,11).
Este suspiro, este gran anhelo y deseo de ver consumado el misterio de Dios existe desde
que el pecado causó el destierro de Adán y Eva de su hogar en el Edén.