2,300 años para desarrollar sus planes. Daniel lo había profetizado: “Hablará palabras contra el
Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará [...] y serán entregados en su mano” (Dan. 7:24).
Así los seres inteligentes del universo pudieron contemplar la inhumanidad, la intolerancia y la
crueldad del gobierno impuesto por Satanás, y ya era imposible para ellos dudar de quién tenía la
razón.
El comienzo del juicio celestial es representado en las Escrituras como uno de los
momentos supremos de la historia (Dan. 7:13, 14, 26,27; Apoc. 1:15-17; 19:1,2). Pero cuando se
acercaba el fin de los 2,300 años de demora, sucedió tal como había ocurrido cuando Jesús estaba
por morir en el Calvario: los seres humanos no estaban en condiciones de comprender el
significado de un juicio en el cielo. Si se les hubiese declarado sencilla y llanamente lo que estaba
por acontecer, el anuncio habría atraído muy poca atención. Por esto Dios permitió una segunda
“entrada triunfal”, otra equivocación popular, que sirvió para concentrar la atención de miles so-
bre el tema de las profecías bíblicas y el juicio de Dios. Y el resultado de esta “equivocación se vio
en aquellos que, después del chasco, volvieron a sus Biblias con lágrimas y con mucha oración para
investigar en qué había consistido su error. (143)
Y a ellos se les reveló la verdadera explicación de los eventos predichos.
Éste es, pues, el significado del mensaje no revelado: significa que un aspecto de lo que iba
a
proclamar el poderoso ángel debía permanecer encubierto, que no sería revelado porque
el pueblo no estaba preparado para comprender su significado.
El significado del mensaje no revelado se refleja también en el simbolismo del librito dulce
y amargo:
El libro dulce, pero amargo
Y la voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Vé y toma el librito que está abierto
en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Y fui al ángel diciéndole que me
diese el librito.
Y él me dijo: Toma y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la
miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel,
pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre (vers. 8-10).
Al finalizar la misión profética de Daniel, se le ordenó al profeta cerrar el libro “hasta el
tiempo del fin” (Dan. 12:4). Ahora se dice que ha llegado el fin del tiempo, y un ángel aparece con
el libro abierto en la mano (vers. 2,6), simbolizando la manera en que las profecías de Daniel
serían sacadas del olvido y proclamadas en los últimos días.
Ahora Juan recibe la orden de recibir el librito de la mano del ángel y comerlo. ¿Qué puede
significar esto?
Al profeta Ezequiel también se le ordenó que comiese un libro (Eze. 2:9- 3:3), y se explica
que esta acción simboliza que debía llenar sus entrañas —debía saturarse— del mensaje que traía