tienen poder para cerrar el cielo, afín de que no llueva en los días de su profecía; y tienen
poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga,
cuantas veces quieran (vers. 3-6).
El profeta ha visto a dos testigos que son dos olivos. Estos símbolos, como el
anterior, fueron vistos primero por el profeta Zacarías, quien contempló los dos olivos
junto a las lámparas que iluminaban el antiguo tabernáculo (Zac. 4:1 -6), y “dos tubos de
oro [que] vierten de sí aceite como oro” (vers. 12) para Lis lámparas. El significado de este
simbolismo se aclara cuando recordamos que las lámparas del tabernáculo quemaban
aceite de oliva. Una conexión directa desde el olivo hasta la lámpara simbolizaría, pues,
una fuente inagotable ile aceite.
El óleo sagrado que fluye desde las olivas representa al Espíritu Santo (Zac. 4:6). El
candelabro, que arroja luz en la oscuridad, representa un aspecto muy importante de la
obra del Espíritu Santo, a saber, la iluminación de la mente entenebrecida del pecador, a
fin de atraerla a Cristo y a la vida eterna (Juan 15:26; 16:7-15).
el instrumento escogido por el Espíritu Santo para llevar a cabo esta obra es la
Biblia, la Palabra de Dios. “La exposición de tu Palabra alumbra; hace en tender a los
simples” (Sal. 119:130). (153)
En las manos del Espíritu Santo, la Escritura es lámpara a los pies del cristiano y
lumbrera a su camino (Sal. 119:105) Es la espada encendida del Espíritu (Efe. 6:17; Heb.
4:12). Es “viva y eficaz [...] Penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los
tuétanos” (Efe. 6:17).
Durante el largo período de 1,260 días o años (que es igual a los cuarenta y dos
meses mencionados en el versículo anterior), los dos testigos del Espíritu, el Antiguo y el
Nuevo Testamentos de la Biblia, alzaron su voz para protestar los errores y la corrupción
de la época.
Ya hemos visto que el período de 1,260 años corresponde al tiempo de as-
cendencia de “Jezabel”, la entidad que es nombrada así en la profecía porque su actividad
se parece a la de la antigua reina que corrompió la fe de Israel tratando de combinarla con
elementos de la religión pagana. El símbolo de Jezabel aparece en la profecía acerca de la
iglesia de Tiatira (Apoc. 2:20).
Es interesante notar que los milagros realizados por los dos testigos son alusiones
a unos milagros realizados por Elías y Elíseo, los dos “testigos” que se opusieron
sucesivamente a la apostasía de Jezabel. Elías, por la palabra de Jehová, detuvo las lluvias
en Palestina durante un período de tres años y medio,
O sea de 1,260 días, hasta que el pueblo se arrepintió de su idolatría (l Rey. 17:1;
18:1; Luc. 4:25; Sant. 5:17,18). En dos ocasiones el mismo profeta hizo descender fuego
del cielo (l Rey. 13:36-38; 2 Rey. 1:1-17). Elías también empleó una plaga para detener la