en nuestros días (ver en Dan. 10:12- 14 un ejemplo de esta clase de intercesión). Pero,
muy pronto terminará para siempre esta doble intercesión. El Espíritu Santo se retirará y
el ángel de la misericordia, con lágrimas, levantará vuelo para no volver.
Terminada la doble intercesión, la tierra sentirá el impacto de la doble ira: la de
Dios (Heb. 10:30,31; Apoc. 14:10), culminando en las siete postreras plagas; y la ira del
hombre, expresada en violencia y persecución (Apoc 13:15- 17). Entonces el mundo será
azotado como nunca antes por las fuerzas de la naturaleza (Apoc. 16:18; Luc. 21:25) y por
el odio fratricida del hombre contra el hombre (Joel 3:9-13). Entonces se desarrollarán las
terribles escenas llamadas en la Biblia “el tiempo de angustia de Jacob” (Jer. 30:7) ,4 el
“tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dan. 12: l).
Pero la ira profetizada aquí en la profecía de la séptima trompeta, no se refiere al
tiempo de angustia de Jacob, el cual tendrá lugar después de que termine totalmente la
intercesión divina. (160)
Antes de llegar esa hora aciaga, el Señor quiere darnos una advertencia de lo que
va a venir, una vislumbre de lo que les espera a los que desprecian su amor y su
misericordia y no tienen inscritos sus nombres en el libro de la vida del Cordero (Apoc.
20:5; Dan. 12:1). Con este propósito, ha empezado ya en nuestros días a retirar en cierta
medida su protección de la tierra. En la violencia y las calamidades que están cegando liles
de vidas hemos de ver un anticipo de aquel momento cuando la ira de Dios será vaciada
pura en el cáliz de su indignación (Apoc. 14:10). El Padre celestial quiere despertarnos del
letargo y hacemos comprender cuán solemne s la hora en que vivimos, y cuán importante
es el deber que tenemos de prepa- irnos ahora, mientras dura aún el día de misericordia y
oportunidad.
La respuesta a los mártires
Hay una relación entre la séptima trompeta y el quinto sello. En la profecía de la
séptima trompeta tenemos la respuesta a la pregunta que hacen los mártires del tiempo
del quinto sello: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra
sangre en los que moran en la tierra?” (Apoc. 6:10). En aquel entonces se les dijo que
debían esperar un corto tiempo más hasta que: completara el número de sus consiervos
que también habían de ser muertos como ellos (vers. 11). Pero la profecía del librito
abierto nos ha hecho entender que al iniciarse el tiempo de la séptima trompeta, se acaba
la demora. Aquí dice que “ha venido [...] el tiempo de juzgar”. Por esto los ancianos alaban
a Dios, morque has tomado tu gran poder y has reinado”.
Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el
temo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo
(vers. 19).