C
APITULO
D
IECISÉIS
Las plagas
Oí una gran voz que decía desde el templo a los siete ángeles: Id y derramad sobre
la tierra las siete copas de la ira de Dios (vers. l).
Con estas palabras se introduce uno de los capítulos más asombrosos de la Biblia:
el que describe las siete postreras plagas.
¡Las plagas! ... espantosas manifestaciones de la ira divina que han captado la
atención de intérpretes bíblicos y de la mente popular durante siglos, y que cuentan entre
sus misterios ese terrible nombre: ¡Armagedón!
¿cómo vamos a entender las plagas? ¿Serán eventos literales o simbólicos? ¿En
qué momento se derramarán? ¿Qué objetivos deberán realizar en los propósitos de Dios?
Buscaremos la respuesta a éstas y otras preguntas en el análisis de este capítulo. (217)
Las primeras cinco plagas
Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y
pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.
El segundo ángel derramó su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre como
de muerto; y murió todo ser vivo que había en el mar.
El tercer ángel derramó su copa sobre los ríos, y sobre las fuentes de las aguas, y se
convirtieron en sangre.
Y oí al ángel de las aguas, que decía: Justo eres tú, oh Señor, el que eres y que eras,
el Santo, porque has juzgado estas cosas.
Por cuanto derramaron la sangre de los santos y de los profetas, también tú les has
dado a beber sangre; pues lo merecen.
También oí a otro, que desde el altar decía: Ciertamente, Señor Dios todopode-
roso, tus juicios son verdaderos y justos.
El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hom-
bres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de
Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.
El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de
tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus
dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras (vers. 2-11).