Page 186 - Vengo en Breve1

Basic HTML Version

Encontramos la respuesta en los últimos versículos del capítulo anterior. Allí se
aclara que muchos de los enemigos de Dios se destruirán en la batalla de Armagedón. “Y
los demás —dice la profecía— fueron muertos con la espada que salía de la boca del que
montaba el caballo” (19:21). Pablo aclara esto explicando que el Señor los “matará con el
espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida” (2 Tes. 2:8). (259) Si
muchos mueren en la batalla y el resto en la segunda venida, quiere decir que no quedará
ninguno. Al inicio de los mi años, todos los impíos, sin excepción, estarán muertos.
¿Y los buenos... los hijos de Dios? Cuando Jesús aparece en las nubes del cielo
(Mat. 25:31), los muertos en Cristo resucitarán. Entonces, “los que vivimos, los que
hayamos quedado [hasta la segunda venida], seremos arrebatados juntamente con ellos
[con los resucitados] en las nubes para recibir al Señor en el aire” (l Tes. 4:14-17). En ese
momento, se cumplirá la promesa de Jesús cuando dijo: “En la casa de mi Padre muchas
moradas hay. [...] Voy, pues, a preparar lugar para vosotros, y si me fuere y os preparare
lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros
también estéis” (Juan 14:2,3).
De esta manera entendemos que Satanás queda atado, no con una cadena literal,
sino de circunstancias. No engañará más a las naciones, porque no tendrá más a quien
engañar.
Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar.
Es el cumplimiento de la promesa que el Señor Jesús les diera a sus discípulos: “De
cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre so siente en el trono de
su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel” (Mat. 19:28, Estaba hablando Jesús a los doce, pero no
se refería sólo a ellos, sino a todos los “que me habéis seguido”. San Pablo habló de lo
mismo: “¿O no sabéis que los santos [los hijos de Dios] han de juzgar al mundo? ¿O no
sabéis que hemos di juzgar a los ángeles?” (1 Cor. 6:23). Se trata de una segunda fase del
juicio fina que tendrá lugar durante los mil años.
Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la
palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y que
no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron
con Cristo mil años. (260) Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta
que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección (vers. 4, 5).
Entre la compañía de los que han recibido la facultad de juzgar, Juan ve a los
mártires, los que prefirieron entregar sus vidas antes que adorar a la bestia o a su imagen
(Apoc 13:15). Los llama “almas”, pero obviamente no se refiere a espíritus incorpóreos,
porque han salido en la primera resurrección. Éstos, junto con los demás resucitados, se
sientan sobre tronos: viven y reinan con Cristo mil años.