Page 194 - Vengo en Breve1

Basic HTML Version

19. Nuestro Salvador es un ser real, y su segunda venida será literal y visible (Mat. 24:24-
27; Apoc. 1:7). Pero el capítulo 19 lo presenta viniendo con una espada que sale de su
boca. De una manera similar, la figura de la Nueva Jerusalén presenta una combinación de
elementos literales y simbólicos.
La presencia de unos símbolos no arroja duda sobre la realidad literal de la vida
futura. Pero sería un error leer la visión simplemente para extraer de ella información
literal, si en el proceso perdiéramos de vista el mensaje espiritual que se nos quiere
transmitir.
Las dos ciudades comparadas
Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran
ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, teniendo la gloria
de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra
de jaspe, diáfana como el cristal (vers. 10, 11).
Para interpretar correctamente estos versículos, debemos recordar el pasaje
paralelo que se encuentra al principio del capítulo 17. A fin de facilitarla comparación,
ambos pasajes aparecen aquí en columnas paralelas: (271)
(17:1-5)
Vino entonces uno de los siete
ángeles que tenían las siete copas.
Y habló conmigo diciéndome: Ven acá
Y te mostraré la sentencia contra la
gran ramera, la que está sentada
sobre muchas aguas.
Y me llevó en espíritu al desierto
Y vi una mujer sentada sobre una
bestia escarlata [...] y en su frente un
nombre escrito: BABILONIA LA
GRANDE
Y la mujer estaba vestida de púrpura y
escarlata, y adornada de oro, [...] y
tenía en la mano un cáliz de oro llena
de abominaciones y de inmundicia de
su fornicación.
(21:9-11)
Vino entonces a mí uno de los siete
ángeles que tenían las siete copas llenas
de las postreras plagas.
Y habló conmigo diciéndome: Ven acá y
te mostraré la desposada, la esposa del
Cordero.
Y me llevó en espíritu a un monte
grande y alto
Y me mostró la gran ciudad santa de
Jerusalén, que descendía del cielo de
Dios
Teniendo la gloria de Dios. Y su
fulgor era semejante al de una piedra
preciosísima, como piedra de jaspe,
diáfana como el cristal. “Se le ha
concedido que se vista de lino fino,
limpio y resplandeciente” el cual
representa “las acciones justas de los
santos” (Apoc. 19:8; compárese con 1
Tim. 2:9, 10).