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El mensaje a Éfeso
Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra,
el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: (vers. 1)
El versículo anterior explica que los siete candeleros de oro son las siete iglesias y
que las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias (1:20). La palabra ángel significa
"mensajero". Este término podría indicar que cada iglesia tenía su ángel guardián, pero es
más probable que aquí se refiera a los pastores de las iglesias, los encargados de
transmitirles las buenas nuevas de salvación.
Al comparar este mensaje con los otros seis, encontramos que están organizados
todos de una misma manera: (l) Cristo se identifica, (2) después sigue un encomio, o sea
una palabra de elogio, (3) una reprensión, (4) una advertencia, y (5) una promesa.
Ante Éfeso, Cristo se identifica como "el que tiene las siete estrellas en su diestra".
La palabra traducida "tiene" es enfática; significa tener algo firmemente asido. Nadie se
las puede arrebatar. Sostener algo en la mano significa (1) protección y (2) dominio. Cristo
protege a la iglesia, y también la dirige. Todo está en sus manos.
También dice que él anda en medio de los siete candeleros. Esto también señala su
constante preocupación por la iglesia de Dios a través de los siglos.
Una iglesia ferviente
Conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia (vers. 2).
La palabra traducida "trabajo" denota un esfuerzo arduo, hasta el agotamiento. La
"paciencia", en este caso, no es una virtud pasiva de resignación y tolerancia. Significa
fortaleza y firmeza bajo circunstancias difíciles, valentía y constancia inquebrantable. Es
una paciencia gloriosa.
Has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado
mentirosos (vers. 2).
"Guardaos de los falsos profetas", dijo Cristo varias veces durante su ministerio
terrenal (Mat. 7:15; 24:24, etc.). Y la joven iglesia no tuvo que esperar mucho para
percatarse de la razón de su advertencia.
En los días de Juan, el gnosticismo, filosofía hijastra del platonismo, ya estaba
atacando la fe de los creyentes. Algunos pretendían introducirla en la iglesia levemente
disfrazada como doctrina cristiana. El mismo apóstol Juan denunció la enseñanza gnóstica,
llamándola "el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene y que ahora ya
está en el mundo" (l Juan 4:3).
Pablo dijo que el
"misterio de iniquidad"
ya obraba en sus días, pero agregó que
había quien lo detenía de modo que aún no se había desarrollado como lo haría en el