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Esmirna: la iglesia perseguida
La ciudad de Esmirna
Si Éfeso era la ciudad más importante de Asia, Esmirna fue, sin lugar a
dudas, la más bella y en muchos aspectos, la rival de Éfeso. La verdad es que
humanamente Esmirna tenía mucho de que jactarse. La llamaban "el adorno de
Asia", "la flor del Asia". La belleza de Esmirna se debía en parte a su situación
geográfica. Además, era una ciudad planificada. Lisímaco, quien la construyó
alrededor del año 200 a. C., le dio avenidas amplias y pavimentadas con
grandes trozos de piedra pulida. Un círculo de hermosos templos coronaba una
colina detrás de la ciudad, formando su acrópolis.
Como Éfeso, Esmirna era una ciudad portuaria. Pero en Éfeso el puerto
se mantenía abierto sólo por medio de un constante trabajo con dragas porque
los sedimentos del río Cayster lo llenaban incesantemente. Las antiguas ruinas
de Éfeso se encuentran hoy a unos 10 kilómetros del mar, porque las aguas del
río han seguido rellenando el área. Esmirna, en cambio, era un puerto natural,
el mejor en toda la zona. Y Esmirna, bajo el nombre moderno de Izmir, es hoy
una ciudad próspera de Turquía. Aún se destaca por su belleza y sigue siendo
un puerto activo.
Esmirna se enorgullecía de ser también una ciudad culta.
Tenía un estadio para espectáculos y eventos deportivos, un "odeón" o
conservatorio de música, y el teatro más grande de toda Asia con capacidad
para 20,000 personas. Como amante de la poesía, era una de las siete ciudades
del mundo antiguo que aseveraba ser la cuna de Homero.
Igual que Éfeso, Esmirna era una ciudad "libre". Entre las ciudades de la
región, se destacaba por su lealtad fanática a Roma. En 195 a. C. fue la primera
ciudad de Asia en construir un templo para honrar a Roma como diosa. Y fue
una de las primeras en edificar un templo para honrar al césar como dios. Esto
ocurrió en el año 26, cuando Tiberio les concedió permiso especial para hacerle
este honor.
Debido a estas circunstancias, no es difícil comprender que la iglesia
cristiana de Esmirna estuviera en una posición precaria. Recordemos que la
persecución más severa ocurría cuando los cristianos rehusaban honrar a otro
dios que no fuera el Dios del cielo. No sería fácil ser cristiano en una ciudad tan
fanática y orgullosa de ser leal a Roma y al emperador.
El mensaje a Esmirna
Escribe al ángel de la Iglesia en Esmirna: El primero y el postrero, el que
estuvo muerto y vivió, dice esto: (vers. 8).