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Éstos son apenas unos pocos ejemplos de los muchos que podríamos citar para
ilustrar los resultados de la "fornicación", o sea, del sincretismo que tuvo lugar en el
tiempo de Pérgamo.
La "espada" de Cristo
Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la
espada de mi boca (vers. 16).
No dice Cristo, "Pelearé contra ti" sino, "contra ellos". Esta expresión confirma
nuevamente el hecho de que estos mensajes se dirigen a los fieles que siempre han
constituido la "iglesia invisible". La palabra "ellos" se refiere a las personas que estando en
la iglesia visible, participan de la doctrina de Balaam.
El arma con la que Cristo va a pelear contra ellos se llama la espada de su boca
porque es la Palabra de Dios. Dice el apóstol Pablo: "Tomad [...] la espada del Espíritu, que
es la Palabra de Dios" (Efe. 6:17; Heb. 4:12). No se refiere al papel y tinta de la Biblia
impresa; tampoco se refiere a los sustantivos, verbos y demás vocablos con los cuales se
expresa el mensaje celestial, y ni siquiera se refiere al mensaje en sí. "La Palabra de Dios"
es la
energía vivificante
" que se manifiesta cuando el mensaje es aceptado por fe.
Por esa misma energía divina, por esa misma "Palabra", fueron hechos los cielos y
la tierra (Sal. 33:6; Heb. 11:3), y por ella es engendrada vida nueva cuando el alma que
estaba muerta en delitos y pecados es hecha una nueva creación en Cristo Jesús (2 Cor.
5:17; Efe. 4:24), Asimismo, nuestro Señor es llamado la "Palabra [el Verbo] de Dios" (Juan
1:13,14; Apoc. 19:13), porque es una expresión en carne humana de ese poder celestial,
de esa energía vivifi cante de Dios.3
Pero esa "espada" que es la Palabra, ese poder divino que creó al mundo y que
engendra vida nueva en los hijos de Dios, algún día será desenvainada para destruir. El
apóstol, refiriéndose a los burladores de los últimos días, dice: "Estos ignoran
voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la
palabra de Dios
los cielos,
y también la tierra, [...] pero los cielos y la tierra que existen ahora están reservados
por la
misma palabra
, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los
hombres impíos" (2 Ped. 3:37; compárese con 2 Tes. 2:8).
A esto se refiere el Cristo resucitado cuando dice: "pelearé contra ellos con la
espada de mi boca".
Pan del cielo
Al que venciere, daré a comer del maná escondido (vers. 17a).
El maná fue el alimento enviado milagrosamente a los israelitas en el desierto.
Moisés lo llamó, "pan del cielo" (Éxo. 16:4; ver también Salmo 78:25; 105:40).