Page 40 - Vengo en Breve1

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de fuego: él sabe que la ausencia de conflictos y de problemas no siempre significa que
todo está bien.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel,
que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer
cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta,
pero no quiere arrepentirse de su fornicación. He aquí, yo la arrojo en cama,
y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las
obras de ella. A sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo
soy el que escudriña la mente y el corazón (vers. 2023).
¡Sólo "unas pocas cosas"! Es una reprensión suave, como la que recibió Pérgamo.
No se le acusa a Tiatira de simpatizar con Jezabel, ni mucho menos de convivir con ella. Su
pecado es el de contemplar sencillamente a la impostora sin alzar la voz de protesta:
"Toleras [a] esa mujer Jezabel".
Para entender el significado de esta acusación, conviene recordar algunas cosas de
la historia de esta época, y compararlas con lo que sucedió en las dos épocas anteriores:
En los años 132136 d.C., tuvo lugar la Segunda Revuelta Judía en la cual el
emperador Adriano aplastó otro intentó más de los judíos por lograr su independencia. A
raíz de ese suceso, surgió en todas partes del imperio un aborrecimiento hacia los judíos.
Dicha actitud se tradujo enseguida en un rechazo de todo lo que estuviera relacionado
con la religión de ellos.
Tal como suele suceder hoy, la gran mayoría del populacho formaba su concepto
de las cosas en base a informaciones fragmentarias y tergiversadas por prejuicios e
ignorancia. Según el concepto popular, los judíos eran unos holgazanes, porque en el día
séptimo de cada semana, el que ellos llaman "sábado" no hacían trabajos de ninguna
clase.
Aparte de esto, se rumoraba que los judíos eran caníbales y que una vez al año se
reunían para beber sangre humana. Esta calumnia macabra y absurda nació a raíz de la
costumbre judía de beber vino en conexión con el "Séder" o cena pascual que celebraban
para conmemorar la noche cuando Dios libró a su pueblo de Egipto. El vino era símbolo de
la seguridad y bonanza que disfrutaba Israel en la tierra prometida, cuando podía sentarse
cada uno "debajo de su parra y debajo de su higuera" (1 Rey. 4:25). Pero, de alguna
manera, se formó la convicción de que no bebían vino sino sangre.
La reacción de los cristianos
Esta situación en que el pueblo judío estaba sufriendo persecución, produjo una
crisis también para la iglesia cristiana, pues la mente popular calificaba a los cristianos
como una secta judía. Hay que admitir que sería un poco difícil evitar tal asociación,