Page 57 - Vengo en Breve1

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Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la
hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran
sobre la tierra. He aquí yo vengo pronto: retén lo que tienes, para que ninguno tome tu
corona (vers. 10, ll).
Tal como veremos en el análisis del capítulo seis, estas palabras tienen un
significado especial en relación con el movimiento de estudio e interpretación profética
que tuvo lugar en el tiempo de Filadelfia.
Grandes proezas
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de
allí (vers. 12).
En tiempos antiguos, la presencia de Dios entre su pueblo se manifestó a través de
"una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche una columna de fuego para
alumbrarles" (Éxo. 13:21). Esa columna significaba para ellos cobijo y protección. En el
Nuevo Testamento la "columna" simboliza seguridad y estabilidad (Gál2:9; 1 Tim. 3:15).
Como "columnas" los vencedores contribuyen a la solidaridad del templo que representa
la iglesia. Esta promesa es similar a la de Cristo de convertir a Simón Pedro en "petros", o
sea en una piedra, material sólido que él puede usar en la edificación de su iglesia (Mat.
16:18). En esto se ve el principio democrático del evangelio: no necesitamos ser débiles,
dejando que algún caudillo dictamine nuestra fe; sino que cada uno puede aprender
directamente de Dios, siendo dirigido por el Espíritu Santo.5
Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la
nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias (vers. 12,13).
Estas palabras constituyen otra evidencia de la seguridad prometida a los
creyentes de Filadelfia. Aun cuando no les tocó pasar por el tiempo de angustia,
resucitarán para ver la venida de Cristo. Dios mismo reconoce su fervor y su fidelidad y los
identifica ante el universo colocando en ellos la marca de su propiedad, el triple sello
inscrito con el nombre de Dios, el nombre de su eterno hogar y el nombre nuevo de Jesús.
Laodicea: la iglesia autoengañada
La ciudad de Laodicea
Antíoco II, "Teos", fundó la ciudad de Laodicea en el año 250 a.C., dándole el
nombre de su esposa Laódice.
Estaba situada sobre dos importantes vías de tránsito. La carretera que
comunicaba a Éfeso con Siria y Mesopotamia pasaba por Laodicea, como también otra
que iba hacia Pérgamo y Panfilia, en el norte.