Ahí representan a toda la hueste angelical en su actividad de proteger a los seres
humanos. Aquí en el capítulo 4 vemos que su actividad es la de conducir a los seres
humanos (los ancianos) a inclinarse a los pies de Dios en alabanza y adoración. Dice el
texto que cada vez que los seres vivientes alaban a Dios, los ancianos también se postran y
echan sus coronas. (91) La adoración por parte de los seres vivientes [ángeles] destaca la
santidad de Dios, su omnipotencia, y su eternidad. Los ancianos [humanos], en cambio, lo
alaban como Creador y sustentador de todas las cosas.
El escenario del juicio
Arrobado, el profeta ha contemplado la escena, y acto seguido, se da a la difícil
tarea de transcribir para nosotros lo que ha visto. Claro está que las palabras humanas
quedan muy cortas ante la tarea. Pero lo que nos ha dicho es suficiente para aclarar que
aquí estamos en el santuario celestial, y que está a punto de empezar el juicio en el cual
participan Dios, los ángeles y los seres humanos. (92)
Referencias
1 Véase también,
Primeros escritos,
54.
2 Plinio, Historia natural, 37
3 El Señor le dio instrucciones a Moisés acerca de la construcción de un santuario o
tabernáculo en Qitmle el pueblo podía adorar. En este edificio estaba el arca, símbolo del
trono de Dios; un altar donde se quemaba incienso, símbolo de las oraciones de los hijos
de Dios; una mesa en la que se colocaban semanal- llli'nte doce panes y un candelabro con
siete lámparas de fuego (Éxo. 37:1-29; Heb. 9:2-5). Este santuario im >i una “figura o
sombra de las cosas celestiales”, ya que en el cielo está “aquel verdadero tabernáculo que
levantó el Señor, y no el hombre’ (Heb. 8:1 -S). Desde tiempos muy antiguos, los rabinos
enseñaban esta misma ¡dea (Jacob Milgrom,
The Anchor Bible: Leviticus 1-16
[New York:
Doubleday, 1991], 1016, ll) 17; véase también,
Talmud,
“Yoma” 7:2).
4 Por varias razones, se considera que el Apocalipsis probablemente fue escrito en
hebreo y que el texto griego que tenemos hoy es una traducción.