Señales asombrosas
Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto, y el sol se puso
negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo
cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un
fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y
toda isla se removieron de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los
capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas entre las
peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y
escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la Ira del Cordero;
porque el gran día de su ira ha llegado; y ¿quién podrá sostenerse en
pie?
(vers. 12-17).
Una serie de fenómenos naturales señala el comienzo del sexto período. Si la
repetición de una profecía a través de la Biblia es evidencia del grado de Importancia que
el cielo atribuye a los eventos predichos, entonces estos fenómenos son muy importantes,
porque se mencionan en muchas partes de la Biblia (Isa. 24:17-23; Joel 2:10-31; 3:15; Mat.
24:29; Mar. 13:24; Luc. 21:25,26; Hech. 21:1,20).
El mismo Señor Jesús habló de ellos, y señaló el tiempo cuando debían ocurrir
.
Dijo:
Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días,
el sol se oscurecerá, y la
luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos
serán conmovidas” (Mat. 24:29). “La tribulación de aquellos días, se refiere a la misma que
fue lanzada por “Jezabel” en el cuarto período (Apoc. 2:20, 21), y que según la profecía del
cuarto sello, se caracterizó por una gran mortandad (Apoc. 6:7, 8). La misma continuó
durante el quinto período y terminó recién en 1798. (107)
Conmoción en la sociedad
Para entender el significado de estas señales en los cielos (la caída de las estrellas,
etc.), debemos observar la cuarta trompeta de Apocalipsis 8 donde aparece un
simbolismo muy parecido: “Y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la
luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos y
no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche”. En este caso, el
oscurecimiento de los cuerpos celestes se refiere a la manera en que se apagaba la luz de
la verdad con la entrada de filosofías paganas en la iglesia en los años 476 - 538.
Observemos, además, la profecía de Isaías 30:18-26 donde el resplandor del sol y la luna
simbolizan prosperidad y seguridad para Israel bajo la protección de Dios.
Aquí, bajo el sexto sello hay confusión, consternación y pavor, ya que aún el sol, la
luna y las estrellas—objetos normalmente muy invariables e inconmovibles— son
apagados o removidos de su lugar. La oscuridad producida por su desaparición causa
terror entre la gente y la hace pensar que el día del juicio ha llegado (vers. 15-17;
compárese con Apoc. 16:10).