Page 84 - Vengo en Breve1

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“Inspirados por el éxito sobresaliente de este congreso, los milleritas hicieron
planes de comprar una carpa de tamaño suficiente para dar cabida a todos los que
quisieran asistir, y mandaron confeccionar la carpa más grande que se había construido
hasta esa fecha en los Estados Unidos. Ésta tenía un poste central de 17 mts. de alto y un
ancho proporcional. (115)
En el espacio de 30 días, los adventistas ordenaron esta carpa, la montaron, y
empezaron a usarla. No había tiempo que perder, ya que esperaban a Cristo ‘alrededor
del año 1843’.
“Los periodistas expresaron su asombro al ver la rapidez con que la carpa era
bajada en un pueblo y levantada nuevamente en otro. Cuando la levantaron por primera
vez, muchas personas decían que nunca se llenaría, pero cuando las reuniones
comenzaron, quedaron pasmadas al ver cómo se llenaba. Los ferrocarriles tuvieron que
poner trenes especiales para transportar a toda la gente que quería asistir.
“La Conferencia General de mayo había votado celebrar tres congresos campestres
en 1842. ¡Se celebraron treinta y uno! En 1843 se celebraron cuarenta, y en 1844,
cincuenta y cuatro. La asistencia total de estos congresos campestres sobrepasó el medio
millón, sin contar los que asistían a otras clases de reuniones. Ciertamente, el mensaje
que Dios le dio a Guillermo Miller no se predicó a escondidas.
“Los milleritas también publicaron periódicos. De esto se encargó Josué Himes. En
Nueva York y Boston, Búfalo y Rochester, Baltimore y Filadelfia, hacia el norte en
Montreal, hacia el oeste en Cincinnati. Dieron a los periódicos nombres que expresaban su
fe:
El clamor de media noche
(circulaban 10,000 ejemplares por día, vendidos en las
calles).
Las buenas nuevas, La crónica adventista, La trompeta de júbilo, La alarma,
Señales de los tiempos, La voz de Elías, Heraldo del advenimiento.
Por supuesto, también
había libros, y un millón de tratados solamente en 1843. En total, se publicaron alrededor
de 8 millones de ejemplares de publicaciones milleritas en cinco años”.
Con este movimiento y los que se llevaron a cabo en otros países, se cumplió la
profecía del sexto sello. Miles de personas, aun de los “capitanes y los poderosos” de la
tierra, se llenaron de pavor y exclamaron: “El gran día de su ira ha llegado; y ¿quién podrá
sostenerse en pie?” (116)
Conmoción en la naturaleza
Hasta aquí hemos visto cómo los fenómenos descritos bajo la profecía del sexto
sello fueron simbólicos del trastorno y sacudimiento de los fundamentos mismos de la
sociedad en los siglos XVIII y
XIX, culminando, por una parte, en el “iluminismo” y el terror producido por la
Revolución Francesa, y por otra, en un gran reavivamiento espiritual. Pero es interesante
notar que la profecía tuvo también un cumplimiento literal en esa época, el cual sirvió