11 la Revolución Francesa. Los que fijaban fechas para los 3 1/2 años de la muerte de los
testigos de la Biblia, las colocaban de 1792 ó 1793 hasta 1796. En cuanto a los pioneros
adventistas del séptimo día, entre 1844 y 1860 no hubo prácticamente ningún cambio de
interpretación; sólo una reafirmación de lo que se había sostenido en el movimiento milerita, y
que ya era usual en el previo despertar adventista del Viejo Mundo, acerca de los testigos, el
asesinato, la "décima parte" de la "ciudad", el "terremoto" y el fin de los 1.260 años. 121
VI. Antigua interpretación de Apocalipsis 12.
Molde fijado en el siglo III.-
La serie de símbolos presentados en Apoc. 12 -la mujer", el "hijo", el "dragón", el "desierto", y
"un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo"- comenzó a ser expuesta a mediados del siglo
III. Hipólito y Victorino enseñaban que la "mujer" de Apoc. 12 simbolizaba la Iglesia, y el "hijo
varón" era Cristo. La iglesia huía de la persecución de Roma. Metodio (c. 260-c. 311), de
Tiro, creía que el "hijo" representaba a los santos.
Este modelo se encuentra vez tras vez entre Ticonio, a fines del siglo IV, y Olivi en el siglo
XIII. En el siglo VIII Beda llamaba a la mujer de Apoc. 12 la iglesia, y al "dragón", el diablo;
así también hicieron Berengaud (probablemente a fines del siglo IX) y Ricardo de San Victor
en el siglo XII, y Bruno de Segni, con la excepción de que consideraba al hijo como los "hijos
de la iglesia". El famoso abad Bernardo de Claraval (m. 1153) variaba la interpretación
declarando que la "mujer" era la Virgen María. Así también lo hizo Alberto Magno,
escolástico del siglo XIII, quien igualmente veía en estos símbolos una descripción gráfica de
la iglesia en su lucha contra Satanás.
Joaquín introduce los 1.260 años en lugar de días.-
El célebre abad Joaquín de Fiore, del siglo XII, reafirmó la interpretación estándar de la
"mujer" de Apoc. 12, que representaba a toda la iglesia, pero en particular a los ermitaños y
las vírgenes. Concordó en que el "hijo varón" es Cristo y el "dragón" el diablo. Pero en este
punto Joaquín introdujo un nuevo progreso, fundamental en la interpretación de este capítulo:
que los 1.260 "días" del período de la huida de la "mujer" simbolizaban 1.260 años, y dijo: "un
día sin duda es aceptado por un año, y mil doscientos sesenta días, por el mismo número de
años". Esto hizo que anticipara la nueva "era del Espíritu" para poco después de sus días.
El principio del día-año ya había sido aplicado a los 3 21/2 días del cap. 11 por Ticonio y
otros, y a los 1.290, 1.335 y 2.300 días de Daniel por varios intérpretes medievales judíos.
*(5)
El discípulo de Joaquín, Pierre Jean d'Olivi, concordaba con su maestro en cuanto a los
1.260 días como años, que esperaba terminarían poco después de sus días, aunque también
aplicaba el período como días literales de la persecución del anticristo. Por lo tanto, al final
del período medieval la "mujer" era comúnmente aceptada como la Iglesia pura, y el "hijo" con
mucha frecuencia como Cristo. Pero nadie había pensado que los 3 1/2 tiempos eran años
proféticos hasta que Joaquín, alrededor del año 1190, consideró que los 1.260 días eran
1.260 años. Un notable progreso.
La mujer perseguida por el anticristo papal.-
Dos siglos después de Joaquín, John Purvey, expositor del Apocalipsis y colaborador de
Wyclef, declaró que la "mujer" era la iglesia de Cristo y los 1.260 días-años el tiempo de la
persecución del anticristo papal. Esta fue la posición típica de los lolardos. Walter Brute,
otro erudito lolardo, en 1393 anticipó el pensamiento de que en los primeros siglos la "mujer"
(iglesia) de Apoc. 12 se había refugiado durante los 1.260 años en Gran Bretaña, donde se
había mantenido la verdadera fe.
En los días de la Reforma, a partir de Martín Lutero, los que comentaban acerca de la "mujer"