años, que la mayoría hacía comenzar a partir de Justiniano, quien dio sanción legal a los
poderes sin precedentes del papado, y los hacía terminar en 1792 ó 1793. Edward B. Elliott
se inclinaba por 538-1798. Pero algunos preferían 606-1866.
Andrew Fuller, secretario de la Sociedad Misionera Bautista, creía que el 123 "desierto"
comprendía a Norteamérica, donde la verdadera iglesia huyó de la corrupción y persecución
del anticristo. George Croly interpretaba el "río" como la persecución en tiempo de las
cruzadas y de la inquisición. Para Louis Gaussen, la verdadera iglesia de Apoc. 12 incluía a
los valdenses del Piamonte, a los paulicianos, los lolardos, los moravos, los hugonotes y aun
los jansenistas.
Los norteamericanos del siglo XIX aceptan el modelo.-
Cuando despuntó el siglo XIX en Norteamérica, muchos escritores no mileritas de diversas
denominaciones comentaban acerca de Apoc. 12 sin ninguna desviación esencial del modelo
aceptado en cuanto a la mujer, el hijo y el dragón.
Había una notable uniformidad de exposición entre los mileritas acerca de la mujer como la
"verdadera iglesia", el "hijo" como Cristo y el "dragón" como Roma. Los 1.260 años
prácticamente se ubicaban, sin excepción, entre 538-1798. El modelo había llegado a ser
ampliamente aceptado entre los intérpretes. Los adventistas del séptimo día han seguido
muy de cerca esta interpretación.
VII. Demora la identificación de la segunda "bestia".
Dieciocho siglos de interpretación.-
Desde los tiempos de Ireneo de las Galias, las dos "bestias" simbólicas de Apoc. 13
comenzaron - y así continúa a través de los siglos- a recibir una sorprendente cantidad de
comentario y atención. De acuerdo con Ireneo, encontramos en la iglesia primitiva la
interpretación de que las dos bestias simbolizaban al anticristo y a su "falso profeta" o, de
acuerdo con Victorino, a Roma y al anticristo. Los diez cuernos eran considerados como las
divisiones futuras del Imperio Romano. Los 42 meses aún se entendían como un tiempo
literal, y el nombre relacionado con el número 666 (vers. 18) podría ser
Lateinos
o
Teitan,
o
Diclux.
Se creía que Roma estaba implicada en el número.
Ticonio y Agustín introdujeron en el siglo V el concepto simbólico del
corpus diaboli
(cuerpo
del diablo) de -la "ciudad impía" (o comunidad) del mundo, con el falso profeta como
anticristo. Pero la posición anterior -el anticristo y su falso profeta, equivalentes de las dos
bestias- fue sostenida por el arzobispo griego Andreas de Cesarea alrededor del año 632, y
en el siglo IX por Berengaud y otros de ese período. El Venerable Beda enseñaba que la
segunda bestia era definida de diversas formas: como los apóstoles o predicadores del
anticristo, o falsos hermanos. Algunos se preguntaban si la bestia podría ser un incrédulo, un
pagano o un sarraceno. Sin embargo, los valdenses claramente declaraban que la bestia era
la Iglesia Romana. Joaquín de Fiore (o Floris) consideraba que la primera bestia de Apoc. 13
era una combinación de las cuatro bestias de Daniel: judíos, paganos, herejes y sarracenos.
Creía que la segunda bestia era la secta de los falsos profetas, en la cual incluía al anticristo.
Pensaba que aún no se había revelado el nombre para el número 666.
Inocencio III, procurando desviar las acusaciones crecientes que implicaban al papado,
sostenía que Mahoma era el hombre de pecado, que el número 666 correspondía con los
años de duración de su reino, y afirmaba que ese período terminaría pronto.
La bestia identificada como el anticristo papal.-
Encontramos nuevas interpretaciones entre los discípulos de Joaquín, como Pierre Jean