Página 115 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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1826, escribió de los terribles castigos destinados a caer en los países católicos sobre los
que tienen la marca de la bestia. Robert Reid (m. 1844), clérigo presbiteriano reformado de
Erie, Pensilvania, Estados Unidos, consideraba que la marca de la bestia era la
iglesia-Estado de la Roma papal, la muestra de su autoridad. Pensaba que esto se aplicaría
a cualquier iglesia que mostrara las mismas características.
Tal fue el fondo histórico previo para una comprensión más plena que habría de ocurrir
durante la proclamación del mensaje del tercer ángel. Si bien es cierto que ninguno aplicó
esto previamente a la cuestión del día de reposo, fue relacionado firmemente con la sumisión
a la autoridad papal y a sus prácticas. Algunos reconocieron que tenía relación con la ley del
papado en contraste con la ley de Dios. 128
X. Las siete copas postreras relacionadas con los últimos días
En la categoría de las últimas cosas.-
Tertuliano y Victorino (siglo III) colocaron las copas en los "últimos tiempos". El comentario
ilustrado de Beato (siglo Vlll) y el comentario sobre el Apocalipsis, de Bamberg (c. 1000),
describían a los ángeles que derramaban las copas de las siete últimas plagas. El Venerable
Beda de Gran Bretaña (c. 716) las trató superficialmente.
Aplicación profético.
Joaquín de Fiore (o Floris, siglo Xll) consideraba que las copas abarcaban la era cristiana,
paralelamente con los sellos y las trompetas. Creía que la quinta plaga se derramaría sobre
los falsos clérigos y frailes, a medida que la sede y el reino de Dios se convertían en la sede
y el reino del anticristo. Hacía caer la sexta plaga sobre el Estado romano, o imperio, o la
nueva Babilonia, y creía que la séptima plaga limpiaría la iglesia espiritual. Asimismo Olivi
colocaba la sexta copa con el sexto sello y la sexta trompeta. En el período anterior a la
Reforma, John Purvey interpretó que los ángeles eran los predicadores contra el anticristo y
que las copas contenían la condenación de los seguidores del anticristo. En el prefacio de
Lutero al Apocalipsis, él aplica las siete copas al tiempo de la Reforma. Muchos otros de los
siglos XVII y XVIII también definieron las siete copas como castigos que ya estaban cayendo
sobre el papado o Iglesia Católica, concentrándose su caída durante la Reforma, pero
culminando con el Armagedón de los últimos tiempos. Entre éstos estaban Thomas
Brightman, David Pareus, Joseph Mede (para quien el secamiento de la corriente del Eufrates
era el debilitamiento venidero del imperio turco), William Sherwin y Robert Fleming, h.
Daniel Cramer, de Stettin, creía que las plagas eran los castigos infligidos a la cristiandad
papal, pero esparcidos a lo largo de muchos siglos. Así también lo enseñaba Pierre Jurieu y
Charles Daubuz: las interpretaban como comenzando en los siglos X y Vll respectivamente; y
Johann Petri (1774), que pensaba que la séptima copa sería derramada alrededor de 1847,
seguida por el milenio. Algunos, como Edward King (1798), creían que la profecía de las
copas estaba en proceso de cumplimiento durante la Revolución Francesa.
Puntos de vista dispares entre los exégetas norteamericanos.-
En
los albores de la era colonial norteamericana, muchos creían que en sus días ya se
estaban cumpliendo las plagas, y que la quinta y la sexta estaban cayendo sobre la Roma
papal; entre ellos, John Cotton, Samuel Sewall (1697), Samuel Hopkins (1793), teólogo
congregacionalista, Joshua Spalding (1796) y Joseph Lathrop. La mayoría sostenía que la
quinta plaga se había derramado durante la Reforma y que entonces estaban bajo la sexta o
la séptima. Pero Timothy Dwight, rector de Yale, enseñaba que la quinta correspondió a la
Revolución Francesa y que estaba a punto de llegar la sexta. Había una considerable
variedad de opiniones en cuanto a si la sexta se refería al papado o a los turcos. Pero