cuyas cabezas son los reyes del mundo y cuya octava cabeza es el anticristo, reinará a¡ fin
de los siglos. Berengaud (quizá en la parte final del siglo IX) identificaba a la ramera con
todos los perversos, pero especialmente con la Roma pagana; hacía del anticristo la séptima
cabeza de la bestia.
Joaquín de Fiore identificaba a "Babilonia" con Roma; es decir, con todos los réprobos del
imperio cristiano. Declaraba que las siete cabezas de la bestia bermeja eran reinos
perseguidores sucesivos, desde los perseguidores judíos hasta los sarracenos. Advertía que
la condenación de la cristiandad romana recaería sobre los hijos de "Babilonia" dentro de la
iglesia romana y el Imperio Romano. Pierre Jean d'Olivi sufrió la censura oficial por declarar
que la Babilonia presentada en el libro de Apocalipsis representaba a fa iglesia carnal y
corrupta de Roma.
Aplicación medieval al papado.-
Los albigenses y los valdenses señalaron a la 130 iglesia romana como la ramera del
Apocalipsis.
Durante el Renacimiento, varios católicos aplicaron Apoc. 17 a la iglesia romana. En su
Divina comedia Dante (m. 132 l) presentó a la iglesia romana corrupta como a la mujer
impúdica; así también lo hizo Miguel de Cesena, general de los frailes grises, y Johannes de
Rupescissa, fraile franciscano de los días de Clemente VI, en tanto que Francisco Petrarca,
el famoso poeta (Roma, 1341), identificaba a la ramera con el papado de Avignon.
Los líderes anteriores a la Reforma, tales como Walter Brute y John Purvey, eruditos lolardos,
reafirmaron la posición de que la "Babilonia" que está sobre las aguas era contemporánea
con la mujer en el desierto. Y Savonarola, quemado posteriormente en la hoguera por su fe
en las profecías, denunció la infidelidad espiritual de la iglesia romana, llamándola la gran
ramera del Apocalipsis.
Nota dominante de la exposición de la Reforma.-
Martín Lutero y una cantidad de sus seguidores, en los días de la Reforma, en 1520,
identificaron al papado o iglesia romana con la ramera: Babilonia. Los artistas de esa época
repetidas veces la describen llevando sobre la cabeza la triple corona que la identifica. Los
escritores que interpretaron que la "Babilonia" femenina era la iglesia romana, incluyeron a
Matthias Flacius y Heinrich Builinger (1557), también a los expositores británicos William
Tyndale, Nicholas Ridley, Thomas Cranmer, John Bale (1 545), John Jewel (m. 15 7 l) y John
Napier. Bale y I<apier creían que el papa era la séptima cabeza o forma del gobierno romano
sobre la bestia.
Los contrarreformadores restringen la aplicación a la Roma pagana.-
La Contrarreforma católica condenó este testimonio universal. Fue negado por Luis de
Alcázar, quien insistía que Babilonia se limita a la Roma pagana del pasado, y por Francisco
Ribera, quien la consideraba como ambas: la Roma pagana y la Roma cristiana del tiempo
del anticristo futuro, después de que hubiera apostatado abandonando a los papas. Viegas y
Lapide convenían con Ribera.
Uniformemente sostenida en los días posteriores a la Reforma.-
Numerosos intérpretes protestantes bien conocidos mantuvieron después de la Reforma la
posición histórica protestante acerca de Apoc. 17; entre ellos, Gerhard, Cramer, Spener y
Bengel en Alemania; Pacard, Jurieu y Philipot en Francia; el rey Jacobo 1, Mede, Sherwin,
Cressener, Isaac Newton, Whiston, Thomas Newton, Wesley y otros en Gran Bretaña.
Hay intérpretes de la Norteamérica colonial y de los comienzos de su vida independiente que
esencialmente sustentan la misma posición, desde John Cotton y Roger Williams hasta