doctrinas corruptas de Babilonia y que definitivamente estaban rechazando el gran mensaje
de la hora del juicio de Dios que los mileritas creían que estaban proclamando.
Este fue el antecedente para la creencia -sostenida por aquellos mileritas que se convirtieron
en los primeros adventistas del séptimo día- de que el movimiento milerita había hecho
resonar el mensaje del segundo ángel de Apoc. 14.
XII. El segundo advenimiento, el milenio y la condición eterna
Premilenarismo de la iglesia primitiva.-
Los primeros escritores antenicenos que explicaron los 1.000 años de Apoc. 20 eran
premilenaristas; es decir, sostenían que la segunda venida de Cristo sería acompañada por
la resurrección de los justos y seguida por el milenio, y que al fin de éste vendría la segunda
resurrección, o general. Los primeros quiliastas (del Gr. jílio, mil), como fueron llamados,
creían que los justos resucitados reinarían con Cristo sobre esta tierra durante el milenio, y
que la transformación final de todos los justos al estado "angelical" o eterno tendría lugar
después de terminar el milenio. Algunos afirmaban (Justino Mártir, Ireneo) que el 132 reino
terrenal tendría su capital en la Jerusalén reedificada, o en una santa ciudad edificada
divinamente, y que la nueva Jerusalén descendería al terminar el milenio; sin embargo,
Tertuliano enseñaba que la nueva Jerusalén "descendería del cielo" durante el milenio y que
la eternidad celestial vendría después de la conflagración de la tierra.
Los quiliastas aplicaban literalmente al milenio las profecías del reino del Antiguo
Testamento. Anticipaban fertilidad y abundancia increíbles, la victoria y el dominio sobre las
naciones y prosperidad. Pero no eran como los "literalistas" modernos de la escuela de
interpretación futurista. Los primeros premilenaristas sostenían que los santos perseguidos
por el anticristo antes del segundo advenimiento y los santos que habían de reinar en el reino
milenario después del advenimiento, no eran los judíos literales sino los cristianos: la iglesia,
el verdadero Israel, los herederos de las promesas del reino. Tampoco eran lo que hoy
llamamos futuristas, pues veían el cumplimiento de la profecía en la historia, y los sucesos
futuros como el anticristo-, como si ya acontecieran en el tiempo de ellos y que continuarían
hasta el fin.
El agustinianismo suplanta el premilenarismo.-
Pero la sencilla creencia de que el milenio seguiría al segundo advenimiento, ampliamente
sostenida en la iglesia primitiva, llegó a desvirtuarse más y más por los conceptos paganos y
judaicos que se le añadieron, conceptos fantásticos y materialistas. Esto produjo finalmente
el descrédito del milenarismo por la creciente tendencia de recurrir a alegorías debido a la
influencia de Orígenes, Dionisio de Alejandría, etc., y a la popularización, enriquecimiento y
ensalzamiento de la iglesia por la influencia de Constantino. El postulado premilenarista -la
intervención divina y el catastrófico fin del mundo- fue puesto a un lado a medida que la
expansión de la Iglesia Católica vino a ser considerada como el reino profetizado de Dios: la
nueva Jerusalén.
Agustín (siglo V) marcó la pauta durante más de mil años para la interpretación de que el
milenio había comenzado con el primer advenimiento, con la primera resurrección espiritual
(nuevo nacimiento), con Satanás ya atado y, el reino de los santos formando el cuerpo de la
iglesia, expandiéndose por toda la tierra. Esta fue la comprensión medieval e
indudablemente la base para el concepto del dominio político-religioso del papado.
Joaquín de Fiore (siglo Xll), que había destacado la interpretación histórica del Apocalipsis,
no negó el milenio agustiniano; pero anticipó el punto de vista de que el atamiento de
Satanás era, en el sentido completo del término, aún futuro, para los comienzos de la