iglesia se convirtió más y más en la institución que infundía esperanza a los hombres a
medida que declinaba el imperio. 23
Los decretos de Constantino y la forma activa en que apoyó a la religión no detuvieron la fatal
enfermedad que estaba carcomiendo el corazón mismo de Roma. Continuaba la decadencia
política, económica, social y moral. No hay una causa aislada que pueda explicar la caída de
Roma. Se desmoronó principalmente como resultado de la decadencia interna.
La infiltración de los bárbaros.-
Durante siglos las tribus bárbaras del norte habían estado observando a Roma, más allá de
sus fronteras, asombrados por su riqueza y por las comodidades que disfrutaba su pueblo.
En las guerras fronterizas de Roma fueron tomados cautivos grupos numerosos de guerreros
de las tribus del norte, quienes fueron vendidos como esclavos y usados como gladiadores
en el circo, o como soldados auxiliares en el ejército de Roma. Esos hombres regresaban a
sus hogares contando historias de la riqueza de Roma, y los bárbaros comenzaron a desear
compartir dichas riquezas. Los bárbaros veteranos de legiones auxiliares se establecieron
como guarniciones a lo largo de las fronteras para detener los ataques de sus propios
coterráneos que intentaban cruzar los límites. A medida que aumentaba más y más la
presión de esas tribus, grupos de guerreros se juntaban alrededor de un jefe, y familias y
clanes, y finalmente tribus enteras, irrumpieron a través de las fronteras. Roma pudo durante
algún tiempo absorber tales inmigrantes estableciéndolos en tierras baldías para aumentar la
muy disminuida obra de mano. Algunos líderes de esas tribus teutónicas, también llamadas
germánicas, ocasionalmente obtenían poder político en el imperio, y comenzaron a casarse
con los nativos a pesar de que había leyes que prohibían tales matrimonios. Así comenzó a
formarse a comienzos del siglo IV una nueva cultura romano-teutónica al oeste del Adriático y
en el valle del Danubio.
Las invasiones de los bárbaros.-
La infiltración pacífica de los germanos fue seguida por las invasiones. Tribus enteras
procedentes del norte cruzaban las fronteras y penetraban en el imperio. A veces seguían
los valles de los ríos y parecía que lo inundaban todo. Los invasores germanos llegaban no
para ver sino para poseer, y cuando sus propósitos eran resistidos, combatían, saqueaban y
destruían. No sólo fueron sitiadas las ciudades de las provincias, sino que aun Roma fue
atacada. En el año 430, mientras Agustín estudiaba el gran tema de su libro La ciudad de
Dios, los vándalos cercaban a Cartago, en el norte de África. A los habitantes del Imperio
Romano les costaba creer que Roma y otras grandes ciudades estuvieran siendo atacadas.
Los visigodos, que ya eran cristianos arrianos, penetraron en Italia y saquearon a Roma
(410), después se trasladaron cruzando el litoral norte del Mediterráneo e invadieron las
Galias (Francia), y finalmente entraron en España, donde establecieron un reino; sin
embargo, ese reino no pudo sobrevivir a una posterior invasión de los musulmanes del norte
de África (711-719), y de sus ruinas emergió la España actual. Parte de la tribu de los
suevos permaneció en Suabia (o Suevia); los demás cruzaron las Galias (406) y ocuparon el
rincón noroeste de la península ibérica, donde se estableció el fundamento de lo que es
ahora Portugal. Los burgundios, que también eran cristianos arrianos, emigraron a Suiza y
también ocuparon el valle del Ródano en las Galias. La "Canción de los Nibelungos" es un
poema épico que narra sus luchas. Los alamanes pasaron por lo que ahora es Alemania, y
se establecieron en la zona occidental. Los francos, pueblo pagano germánico, ocuparon las
Galias, donde pronto aceptaron el cristianismo católico romano. Los anglos, sajones y
jutungos cruzaron el mar del Norte saliendo de las islas Frisias, de Holanda y Dinamarca,
desembarcaron en Bretaña, rechazaron a los habitantes británicos y establecieron los
fundamentos de la monarquía inglesa (c. 450-455). Ellos también se hicieron 24 católicos.
Los lombardos cruzaron los Alpes y entraron en Italia (568), donde fueron una verdadera