Página 146 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

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Dan. 4:17). El plan de la redención, que se ha convertido en una verdad histórica mediante
su vida, muerte y resurrección, ha ido avanzando paso tras paso hacia el gran día del triunfo
definitivo. Ver Apoc. 19:15-16.
Que nos amó.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "que nos ama" (BJ, BA, BC). El amor de
Dios, revelado en Jesucristo, es ahora un hecho histórico; pero él "nos ama" ahora tanto
como cuando entregó la dádiva suprema de su Hijo.
Lavó.
La evidencia textual favorece la variante "soltó"; "libertó" (BA). Esta diferencia sin duda
surgió por la similitud entre las palabras griegas
lóu
Ç
, "lavar", y
Ç
, "soltar". Ser "soltado" de
los pecados es ser libertado del castigo y del poder del pecado (ver com. Juan 3:16; Rom.
6:16-18, 21-22).
Con su sangre.
O "por su sangre", es decir por la muerte de Cristo en la cruz. Fue un sacrificio vicario (ver
com. Isa. 53:4-6; cf. DTG 16).
6.
Reyes y sacerdotes.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "un reino, sacerdotes" (BC), quizá una
alusión a Exo. 19:6 (cf. Apoc. 5: 10). Cristo ha constituido a su iglesia en un "reino" y a sus
miembros individuales en sacerdotes. Ser miembro del reino es ser "sacerdote". Compárese
con el "real sacerdocio" de 1 Ped. 2: 9. Los que han aceptado la salvación en Cristo,
constituyen un reino cuyo rey es Cristo. Es una referencia al reino de la gracia divina en los
corazones de los seres humanos (ver com. Mat. 4:17). Un sacerdote puede ser considerado
como uno que presenta ofrendas a Dios (cf. Heb. 5: l; 8:3), y en este sentido todo cristiano
tiene el privilegio de presentar "sacrificios espirituales" -oración, intercesión, acción de
gracias, gloria- a Dios (1 Ped. 2:5, 9). Como cada cristiano es un sacerdote, puede acercarse
a Dios personalmente, sin la mediación de otro ser humano, y también acercarse -interceder-
por otros. Cristo es nuestro mediador (1 Tim. 2:5), nuestro gran "sumo sacerdote", y por
medio de él tenemos el privilegio de llegarnos "confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Heb. 4:15-16).
A él sea gloria.
Literalmente "a él la gloria" (BJ, BC, NC), es decir, a Cristo (vers. 5). El artículo definido que
acompaña al sustantivo sugiere una gloria específica, quizá la gloria total. Para un
comentario sobre
dóxa
, la palabra que se traduce "gloria", ver com. Rom. 3:23.
Imperio.
El atribuirle "imperio" a Cristo es reconocerlo como el gobernante legítimo del universo.
Después de la resurrección recibió "toda potestad... en el cielo y en la tierra" (ver com. Mat.
28:18). Cristo merece la alabanza siempre continua de la humanidad como agradecimiento
por su triunfo sobre el pecado y la muerte (Col. 2:15). Satanás había puesto en tela de juicio
el derecho de Cristo a la "gloria" y al "imperio", pero éstos pertenecen legítimamente a Cristo.
Con esta doxología o atribución de alabanza, termina Juan el saludo en su carta (Apoc.
1:4-6).
Por los siglos de los siglos.