12.
Ver la voz.
Es decir, ver quién le hablaba.
Candeleros.
Gr.
lujnía
, "portalámparas". La vela, tal como se conoce hoy, generalmente no se usaba en
los tiempos antiguos. Las lámparas solían tener forma de una taza poco profunda en la cual
se ponía aceite y se insertaba una mecha. Por lo tanto, los "candeleros" que vio Juan sin
duda eran portalámparas en los cuales se colocaban las lámparas.
En el vers. 20 se declara que estos candeleros representan a las siete iglesias, y por lo tanto
a toda la iglesia (ver com. vers. 11). El hecho de que sean de oro parece indicar cuán
preciosa es la iglesia a la vista de Dios. Juan ve a Cristo que camina en medio de ellos (vers.
13-18), lo que indica su presencia continua en medio de la iglesia (ver Mat. 28: 20; cf. Col. 1:
18).
Esta referencia a siete candeleros de oro recuerda al candelero de siete brazos del lugar
santo del santuario terrenal (Exo. 25: 31-37). Sin embargo, es obvio que son diferentes,
porque Juan vio a Cristo que andaba entre ellos (Apoc. 1: 13; 2: 1). Se dice específicamente
que estos "siete candeleros" representan a iglesias en la tierra, y por lo tanto no deben ser
considerados como el equivalente celestial del candelero de siete brazos del antiguo
santuario terrenal.
13.
Hijo del Hombre.
Gr.
huiós anthropou
. El texto griego no tiene el artículo definido. Es una traducción exacta
del
kebar 'enash
arameo (ver com. Dan. 7:13), y parece tener aquí el mismo significado. Lo
que se comenta de
kebar 'enash
se puede, por lo tanto, aplicar a
huiós anthr
Ç
pou,
pues
sabemos por Apoc. 1: 11, 18 que Aquel a quien se hace referencia, como en Dan. 7: 13, es a
Cristo. El título "el Hijo del Hombre", con el artículo definido, se usa más de 80 veces para
referirse a Cristo en el NT, mientras que la expresión "Hijo del Hombre", sin el artículo
definido, se usa para él en el NT en griego sólo en otros dos casos: en Apoc. 14: 14, que es
una clara alusión a Dan. 7: 13, y en Juan 5: 27, donde se recalca la humanidad de Jesús.
Si se aplica el mismo principio como en el caso de
kebar 'enash
(ver com. Dan. 7: 13),
llegamos a la conclusión de que Juan está contemplando aquí a Cristo en visión por primera
vez. ¿Quién es este ser glorioso? No tiene la forma de un ángel ni de otro ser celestial, sino
de un hombre. Su forma es humana a pesar de su deslumbrante brillo.
Aunque Juan escribió el Apocalipsis en griego, su manera de expresarse a menudo es la de
su arameo materno (el idioma que hablaban los judíos de Palestina en tiempos del NT). Esto
puede verse en sus expresiones idiomáticas, y es posible que
huiós anthrópou
"hijo de
hombre", sea una de éstas. Si es así, "hijo de hombre" significaría simplemente "ser
humano", "hombre" (ver com. Dan. 7: 13). Los "hijos de la resurrección" (Luc. 20: 36) son
simplemente personas resucitadas, e "hijos del reino" (Mat. 8: 12) son, de la misma manera,
personas aptas para el reino. Así también "los que están de bodas" (Mar. 2: 19) son los
convidados a las bodas; los "hijos de este siglo" (Luc. 16: 8) son los que viven para este
mundo; los "hijos de ira" (Efe. 2: 3) son los que se acarrean el castigo a causa de sus malas
obras, y los "hijos de Belial" (1 Rey. 21: 10, RVA, margen) son personas malvadas,
despreciables. Cuando el Cristo glorificado se manifestó a Juan con esplendor celestial,