Segunda muerte.
En contraste con la primera muerte, que transitoriamente pone fin a la vida ahora, pero de la
cual habrá una resurrección tanto de "justos como... injustos" (Hech. 24: 15). La segunda
muerte será la extinción final del pecado y los pecadores, y de ella no habrá resurrección (ver
com. Apoc. 20: 14; cf. cap. 21: 8).
12.
Ángel.
Ver com. cap. 1: 20.
Pérgamo.
Esta ciudad fue la capital de la provincia romana de Asia durante dos siglos, después de que
Atalo III, su último rey, la legó junto con el reino de Pérgamo a Roma en el año 133 a. C. (ver
pp. 99- 100). La ciudad de Pérgamo había sido desde principios del siglo III a. C. uno de los
centros principales de la vida cultural e intelectual del mundo helenístico. Aunque en el
tiempo de Juan, Efeso comenzaba a superarla como ciudad principal de Asia, Pérgamo
continuó reteniendo en buena medida su importancia anterior. Las dos ciudades habían
competido mucho tiempo por este honor. Hay más información en cuanto a la antigua ciudad
de Pérgamo en la p. 98; ver mapa p. 640.
El significado del nombre Pérgamo es incierto, pero parece provenir de "ciudadela" o
"acrópolis". El estado característico de la iglesia durante el período de Pérgamo fue de
ensalzamiento. Después de ser considerada como una secta proscrita y perseguida, surgió a
la popularidad y al poder (ver com. vers. 13).
Espada aguda de dos filos.
Esta descripción, como las que introducen los mensajes para las iglesias de Efeso y Esmirna,
proviene de la que se da del Cristo glorificado en el cap 1: 16 (ver el comentario respectivo y
com. cap. 2: 1).
13.
Tus obras.
La evidencia textual establece la omisión de las palabras "tus obras". Cf. com. vers. 2.
El trono de Satanás.
Pérgamo se distinguió en el año 29 a. C. por ser la sede del primer culto rendido en vida a un
emperador. Se edificó un templo y fue dedicado a la adoración conjunta de la diosa Roma
(personificación del espíritu del imperio) y al emperador Augusto. En los días en que Juan
escribió estas palabras los cristianos sufrían intensas persecuciones por negarse a adorar al
emperador Domiciano (81-96 d. C.), quien insistía en ser adorado como "señor y dios".
Pérgamo era también la capital religiosa de Asia Menor, el centro de las religiones de
misterio, y tenía muchos templos paganos. Su designación como el lugar "donde está el
trono de Satanás" resultaba pues muy apropiada (ver p. 100).
El período de la historia de la iglesia correspondiente a Pérgamo puede considerarse que
comienza alrededor del tiempo en que el emperador Constatino favoreció la causa de la
iglesia, en el año 313 d. C. o en el de su aparente conversión en 323, y termina en 538 (ver
Nota Adicional al final de este capítulo). Durante este período fue cuando el papado