Página 179 - Comentario bíblico adventista del séptimo día tomo Apocalips

Versión de HTML Básico

17 CS 704; MC 412; MeM 161; MJ 93; PP 303 26, 28 MC 412
CAPÍTULO 3
2
El ángel de la iglesia de Sardis es reprobado,
3
se le exhorta al arrepentimiento, y se le
amenaza si no se arrepiente.
8
El ángel de la iglesia de Filadelfia
10
es aprobado por su
paciencia y diligencia.
15
El ángel de Laodicea es reprobado por no ser ni frío ni caliente,
19
y
se le amonesta a ser más celoso.
20
Cristo está a la puerta y llama.
1 ESCRIBE al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete
estrellas, dice esto: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.
2 Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras
perfectas delante de Dios.
3 Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no
velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.
4 Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y
andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.
5 El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la
vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.
6 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
7 Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
8 Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie
puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado
mi nombre.
9 He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son,
sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies, y reconozcan que yo
te he amado.
10 Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de
la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra.
11 He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.
12 Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y
escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva
Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
13 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
14 Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero,
el principio de la creación de Dios, dice esto:
15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente!
16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.
17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y
no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y