Cristo proseguirá con la obra de la redención hasta terminarla. Los hombres no pueden hacer
nada para estorbar su ministerio en las cortes celestiales ni su jurisdicción y dominio sobre
los asuntos terrenales (ver com. Dan. 4:17).
Poca fuerza.
No es claro si Cristo está reprendiendo a la iglesia de Filadelfia por tener tan
poca
fuerza, o
si la alaba por tener
algo
de fuerza. Aparte de los "pocos" de Sardis, esa iglesia estaba casi
"muerta", y puede ser que la "poca fuerza" de Filadelfia represente una situación más
animadora que la de Sardis. El hecho de que la "poca fuerza" esté tan íntimamente
relacionada con la alabanza por guardar la Palabra de Cristo y no negar su nombre, tiende a
confirmar esta conclusión. La "puerta abierta" puede también considerarse como una
invitación a participar de una experiencia de una fuerza aún mayor. La iglesia de la antigua
Filadelfia sin duda no era grande ni influyente, pero era pura y fiel. El período de la historia
de la iglesia que corresponde a Filadelfia con su creciente dedicación a la Palabra de Dios,
particularmente a las profecías de Daniel y Apocalipsis y a 775 la piedad personal,
presentaba un cuadro mucho más animador que el del período anterior.
Mi palabra.
La palabra de Dios expresa su voluntad. Dios ha revelado su voluntad mediante la
naturaleza, también mediante sus profetas y apóstoles, por el testimonio directo del Espíritu
Santo al corazón humano, por las vicisitudes de la vida, mediante el curso de la historia
humana y especialmente, por medio de Cristo.
Nombre.
Ver com. cap. 2:3.
9.
Yo entrego.
La declaración del vers. 9 puede entenderse gramaticalmente como que Dios "haría" que
algunos miembros de la "sinagoga de Satanás" vinieran y adoraran impenitentes a los pies de
los cristianos de Filadelfia, o que Dios "daría" a los cristianos de Filadelfia algunos de los
judíos como conversos al cristianismo. El contexto no es concluyente.
De la sinagoga.
O "algunos de la sinagoga" (ver com. cap. 2: 9).
Se dicen ser judíos.
Ver com. cap. 2: 9.
Vengan y se postren.
La secuencia del pensamiento: "vengan.,., se postren..., reconozcan", parece indicar más el
triunfo final y público de los cristianos de la antigua Filadelfia sobre sus opositores judíos.
Que los cristianos, como los vencedores paganos, se regocijaran por la perspectiva de que
sus acusadores finalmente quedarían postrados a sus pies, no parece reflejar el espíritu del
verdadero cristianismo. Estas palabras pueden referirse mejor a la conversación de algunos
de los judíos de Filadelfia (cf. 1 Cor. 14: 24-25), quienes aprenderían el amor de Dios por
experiencia personal. Ese crecimiento en feligresía podría provenir de la "puerta abierta" de
Apoc. 3: 8 y de la lealtad de la iglesia "palabra" de Cristo. Esta lealtad a menudo ha llevado
la convicción aun a los corazones de los mismos perseguidores.